jueves, 18 de mayo de 2017

Haiku o como quieras llamarlo

Imagen: Karen Hollingsworth

Qué belleza
el cristal mojado
tras el visillo. 

( Cris Carrasco García)

miércoles, 17 de mayo de 2017

16 de Mayo de 2017


Hola hermana:

Hace tanto tiempo que no te escribo...
Han pasado muchas cosas pero en realidad, en la profundidad de esta ilusión, no ha pasado nada.
El unicornio no ha vuelto a visitarme. Son muy libres los unicornios. Vienen cuando quieren. Se van cuando lo desean.
Como nosotras.
Por eso no lo espero y sigo mi camino.
Ha llegado la primavera ¿sabes? Para ti, el otoño.
Y he conocido a poetisas nuevas que hablan de hierba y de luz.
Las locas de siempre.
Las locas cuerdas que ve lo invisible.
Como nosotras.
Por eso nos entendemos tan bien aunque tú seas del sur del sur y yo de donde mayo es primavera.
Mi sobrina Queralt, que ya tiene cuatro años, cuando salimos al campo recoge hierbas y flores porque dice que va a hacer pócimas... Otra que apunta maneras de loca cuerda, de bruja en el precioso sentido de la palabra. De hada.
La tradición sigue. Nunca acabarán con nosotras. Las hogueras nos fortalecen. Desde el inicio del Mundo nacemos con Avalon en el corazón.
Feliz otoño desde esta primavera. 

( Cris Carrasco García)
Imagen: Francesca Strino

viernes, 12 de mayo de 2017

A veces, cuando me abrazas

Imagen: Amelia Jane Murray


Para las amigas fibromiálgicas
en el día mundial de la fibromialgia:


A veces, cuando me abrazas,
pienso: " no aprietes, no aprietes",
porque me duele el terciopelo de tu piel.
Sí. Me duelo toda.
Pero contigo aquí, puedo trascender
todas las materias,
olvidarme del cansancio y aprender
a acariciarte más allá
de la frontera delicada
de mi cuerpo. 

( Cris Carrasco García)

jueves, 11 de mayo de 2017

Junto a la taza oscura



Junto a la taza oscura
con posos de té,
una mariquita
nos desea buenos días
y a pesar de las nubes,
o quizá también por ellas,
la mañana sabe
a hilillo fino
de algodón de azúcar.

(Cris Carrasco García)
Imagen: Mónica Carretero

miércoles, 10 de mayo de 2017

Tres poemas de Martina Brisac

Como alondra sobre un mar de centeno,
perdida, en un valle de espigas infinito.
Me pregunto si has danzado alguna vez,
entre el tumulto silencioso de sus tallos,
o alguna vez fuiste otra cosa diferente a ti,
algo parecido al niño que cabalga la hierba
o el remoto azul con alma de pájaro.
Dime ¿era eso libertad, o es el precio de crear
lo que hace inabarcable el mundo?

Imagen: Michelle Murray

Páralo todo
y deja que me quede en esta luz.
Allá la noche lamiendo faros,
disturbios, tempestades,
pero aquí, cálido tu vientre,
me dice ven,
levanta una sonrisa azul
bajo tu falda,
páralo todo,
y quédate conmigo,
en este regazo de luz
incandescente.


Imagen: Anastasia Buzuneeva



Quién diría que así dormidos,
enlazados apenas por los brazos,
hemos sido capaces de sostener el mundo.
Quién diría que el amor es frágil,
que somos la causa perdida,
el arma más pequeña,
el discurso más monótono.

Qué ocurriría si el amor
desertara de todos los poemas,
qué sería del cielo sin aves,
y de las ramas desnudas,
y de esa leve luz
que vierten sobre el mundo
los cuerpos fundidos de los amantes.