No sé qué me pasa últimamente, pero tengo ganas de salir de aquí. Cuando digo aquí me refiero a mi entorno más inmediato, y no es que esté incómoda con mi pareja o mi familia, pero necesito tener otras sensaciones que estoy buscando.
Necesito ir a la montaña. Volver a practicar el senderismo que dejé aparcado cuando empecé a trabajar los fines de semana. Necesito el olor a naturaleza, el silencio del campo, el reto de andar y andar subiendo sin otro fin que mirar el horizonte desde lo más alto y volver a bajar.
Y a modo de premonición o señal ha llegado a mis manos un libro que ha escrito una mujer francesa afincada en España desde hace muchos años y que tiene por título Diálogos de una montañera feliz. Esta mujer se llama Paquita Jaussaud y su pasión es caminar sola por la montaña, incluso duerme ella sola en el monte y se teje sus calcetines de lana y sus pantalones de montaña.
Esta es otra asignatura que tengo pendiente: decidirme a caminar sola por la naturaleza. Lo he hecho en cierta medida teniendo gente esperándome al final del camino, pero no lo he hecho haciendo también el desplazamiento, y me parece una aventura muy interesante.
No tengo coche y siempre que puedo me desplazo andando por la ciudad, además, intento caminar todos los días al menos una hora para mantenerme en forma y por el simple placer de andar. Subo a Mas de la Montañeta, una urbanización situada casi en el Vedat que hay aquí en Torrent y muchas veces subo hasta el Vedat pero no paso de ahí.
Aunque desde que tengo esta desazón y al ver a esta mujer que sí va sola por la montaña ¡y con 69 años! se me ha despertado el gusanillo.
Intentaré hacerlo, aunque aquí en casa se van a quedar temblando, pero también saben que yo soy así: aquel o aquella que quiera tenerme a su lado debe dejarme marchar.