Esta es la imagen que se ve desde la terraza de mi casa: las montañas que la rodean, normalmente verdes , ahora se ven nevadas.
Quizá a aquell@s de vosotr@s que sois de lugares donde la nieve forma parte de la rutina invernal os parecerá una tontería, pero aquí, en el Mediterráneo, donde lo normal es el sol y el buen tiempo, la lluvia es un fenómeno un tanto especial y la nieve es un acontecimiento insólito.
Estos días fríos y "nevados" me han llevado a buscar en antiguos cuadernos una reflexión que escribí hace años (un invierno en que la nieve también nos visitó) y que os dejo para vuestro disfute:
" Llega cuando hace tanto frío por otros lugares que a nadie le importa si ha caído al lado de un mar cálido . Nunca llega a cubrirlo todo de blanco y se va deprisa, ligera y volátil. Entonces, cuando la veo fundirse , pienso ¡ qué pena no poder guardar un trocito de nieve en ese cajón donde se guarda la entrada de aquel concierto, unos pétalos de aquella rosa, un volante de aquel vestido! qué pena que su recuerdo sea una fotografía tomada desde lejos y una fecha anotada en un calendario viejo : Este día nevó en una tierra de sol y palmeras".