jueves, 28 de abril de 2011

ENHORABUENA, ANA MARÍA

Se lo han dado, por fin. Menos mal que no han esperado, como tantas otras veces, a ver pasar su cadáver por la puerta. Ayer la vi en su silla de ruedas recogiendo el Cervantes y me emocioné. Realmente la tenemos mayor pero ahí está ella, achacosa pero lúcida, con su sonrisa perenne.
Al Cervantes se le pueden poner muchos calificativos y uno de ellos es el de MACHISTA. ¿ Cómo se explica si no que desde que se reinstauró en 1975 sólo se lo hayan dado a tres mujeres: María Zambrano, Dulce María Loynaz y ahora a Ana María Matute?.
Vergüenza les tenía que dar a ese grupo de intelectualotes no tener más en cuenta a las mujeres. Bueno, y no sigo echándoles la bronca que se me acumula el karma negativo y luego tengo que hacer méritos por culpa de eso señores que son más tiesos que el cierzo.
Os dejo con un cuento muy breve que le oí contar hace algunos años en la 2, porque a Ana María Matute le encantan los cuentos y hasta cree en las hadas.

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Érase una vez un niño que vivía con su abuelo en un pueblecito muy pequeño entre las montañas. El abuelo quería que el nieto aprendiera un oficio y un día lo acompañó a la ciudad para que trabajara de aprendiz en el restaurante de un hombre que le habían recomendado.
Cuando llegaron a la puerta del local, el abuelo miró al nieto y le dijo:
- Si algo no va bien no dudes en escribirme y yo vendré corriendo a por ti.
El abuelo dejó al niño en el restaurante y se marchó.
El jefe del niño lo trataba muy muy mal. Le pegaba y  le daba muy poco de comer, así que el niño escribió a su abuelo pero en el destinatario  puso: " A mi abuelo, que vive en las montañas".


ENHORABUENA, ANA MARÍA.