miércoles, 23 de enero de 2013

TRASPASO


 Con una taza de té casi ardiendo
y sentada en un sillón
con las piernas en la mesa,
el sol me alcanza
a través del ventanal
En la calle todo es una ola
porque el viento de enero no da tregua.
Tampoco la dio el de diciembre.
Y quizá no la dé el de febrero.
Incorruptiblemente estático, inamovible,
el  viento llegó con maleta de huésped
y sigue en presente de indicativo.
¿ Por qué no sabe barrer
las palabras tajantes,
los pensamientos podridos,
las mentiras subidas en atriles
y sí barre la fragilidad de los tallos?

Te traspaso mis signos de interrogación
porque a mí se me hacen demasiado grandes.
Tengo las fuerzas justas
para soportar la humedad de los párpados
y ya sabes,
si se me acaban,
los bancos no me darán crédito.
( Cristina Carrasco)
Fotografía de Barbara Zambon.