miércoles, 17 de julio de 2013

La furia se desborda y temo que manchemos la esperanza.


La furia se desborda y temo que manchemos la esperanza.
Sabéis que os pertenezco, que mi piel tiembla
cuando suenan ecos de cárceles y contemplo que la mentira
mata veinte y cuenta una,
pero tengo las pupilas dañadas por las balas de insultos
y la violencia amparada en el Talión.
Las piedras que se arrojan siempre dañan el aire inocente.
Lapidar es fácil pero iguala nuestro peso con aquel.
No somos mejores si compartimos el olor a mezquindad

Saldré a la calle, firmaré deseos de renuncia,
pero no sumaré palabras de animal rabioso.
No quiero ensuciar los jugos de mi boca maldiciendo.

(Cristina Carrasco)