Personas sentadas en el césped, algunas en grandes grupos, tocando bongos, guitarras, cantando o jugando con niños y niñas.
Una señora con dos varillas unidas por dos cuerdas hace unas pompas de jabón grandísimas y nos quedamos mirando durante un buen rato, pero ella no se da cuenta, ¿o sí?.
Aroma de mijo, pita, cous-cous, especias de la India y libertad. En el fondo del todo, al final o al principio, según se mire, un escenario con música reaggie donde un rastafari canta imitando a Bob Marley.
En un banco del principio, o del final, según se mire, tres mamás sentadas dando de mamar a sus bebés. Niños y niñas, con el pelo revuelto, caminando libres detrás de perros, gatos, otros niños o de pompas de jabón. Marionetas nuevas que imitan las antiguas. Reivindicaciones, pancartas, Amnistía Internacional, Radio Klara (aquellos años de adolescencia....), Salvem el Cabanyal, Unicef... Una empresa que hace casas de balas de paja ¡qué bonitas!. Gente comiendo, bebiendo cerveza y zumos naturales, rastas, tatuajes. No hay protocolo, sólo el imprescindible, el riguroso, el que se confunde con la más mínima ley cívica.
Ligera brisa marina que alivia el calor.
Poesía en movimiento. Marea humana. Alegría. Pelo largo. Mestizaje. Charlas, palabras en el viento, escucha. Fiesta. Pies descalzos sobre la hierba.
- Tía, he visto una señora con el pelo azul.
-¿A que es bonito? La yaya se tinta el pelo rojo y ella se tinta el pelo azul.
- Sí, es bonito.
-¿Te gustan los hippies, peque?
-No.
-Bueno, pues ya te gustarán.
-Vale.
Bailemos porque otra forma de vida es posible.
(Cristina Carrasco)
Imagen: Gina Lane
Imagen: Gina Lane