Imagen: Noemí Villamuza
Tiempo para llorar un poco,
para mandar un poema
a alguien que no sabes
cómo lo recibirá...
Tiempo para respirar,
para tomar aliento,
para arrinconarte en la esquina
de una habitación oscura
y pensar.
Tiempo para hacerte fuerte
en tu fragilidad
y para transformar tu fuerza
en una delicada criatura
que mira los ojos
de los ángeles heridos
y comprende sus lágrimas.
( Cris Carrasco García)