ni de tus burlas veladas.
Cuando sacabas tu cola de pavo real
yo miraba para otro lado
y me creíste cobarde
o tonta
o tonta cobarde.
Pero siempre supe
que con un leve deseo
hubiera alzado dos mínimos dedos
de mi mano izquierda
y te hubiera convertido en cerilla usada.
Nunca lo hice y dejé crecer la hierba
que pisabas.
Quizá es a eso a lo que llaman pacifismo
o quizá es que nadie tiene culpa.
Tampoco tú.
( Cris Carrasco García)
Imagen: Tina Spratt