sábado, 2 de noviembre de 2019

Sin dar explicaciones

Querida hermana:

Sopla viento de poniente como si fuera junio y alborota el cabello y quizá también las ideas. 
Anteayer me fui de un lugar virtual. Era un grupo donde personas con alta sensibilidad se supone que hablan y comparten pero... me di cuenta, por una conversación anodina, que allí también florece el patriarcado. 
Un chica preguntó si le ocurría a personas del grupo que a veces al ir por la calle y mirar a alguien o cuando alguien les miraba, sentían una conexión repentina con esa persona con la que se cruzaban, y un hombre respondió que a ella la miraban porque estaba de muy buen ver... y admitió que su comentario era machista pero aún así siguió ahondando en ello y diciendo que sabía apreciar el atractivo de la chica aunque no fuera su tipo. Mientras decía ésto, otro hombre hacía  chistes al respecto y lo que es peor, nadie, ni siquiera las administradoras, tomaron cartas en el asunto. 

¡Me sentí tan mal como mujer...!
Hace unas semanas, en ese mismo grupo, alguien puso un comentario muy dulce y respetuoso sobre la muerte y las administradoras lo censuraron alegando que algunas personas se habían sentido heridas en su sensibilidad por hablar de la muerte, ¿y por qué al parecer sólo yo me sentí herida con los comentarios machistas de ese hombre? ¿Duele la muerte y no duele la falocracia?
¡Sentí que estaba en un grupo disfrazado  de personas delicadas que no advierten las  manifestaciones soeces y burdas de machismo que otros miembros del grupo hacen!
Busqué si había alguna forma de hablar con las administradoras en privado pero no la encontré, así que me fui de allí sin dar explicaciones. A la francesa.
Sentí mucho alivio. ¡volvía a ser sensiblemente libre!


Que este viento de  poniente y libertad lleve hasta ti mi abrazo.

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Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Françoise de Felice