dulce criatura que se ahoga,
siento tu dolor en mis pulmones
y a duras penas puedo respirar.
Que la mar y la luna se alíen,
que te ayuden, pequeña,
y no te hundas,
que el sol haga fuertes tus pies de barro
y enjugue la tristeza
de los que siempre sucumbimos
a tu belleza aterradora.
(Cris Carrasco García)
Imagen: Barbara Zambon