viernes, 8 de octubre de 2021

Caracol

 


Querida hermana:

Ya estamos en casa y el otoño, como ocurre siempre en esta tierra, llega por las mañanas, se marcha al mediodía y vuelve por la noche. 

En una de esas mañanas me constipé y eso me llevó a hacerme dos pruebas por si el bichito que tanto daño está haciendo me había alcanzado. 

Pero no. 

Ha sido sólo que la visita del señor otoño mañanero me pilló sin chaqueta. Ya me conoces, el frío casi siempre me pilla sin chaqueta, la lluvia sin paraguas y el calor con demasiada ropa. 

Sabes que hay un volcán muy enfadado ¿verdad? Y como todos los fenómenos naturales, es muy bello y muy dañino a la vez. ¿Por qué tanta belleza causa tanto sufrimiento? ¿Por qué los ríos de lava incandescente no pueden traer felicidad? 

Así es la naturaleza. Indómita y fuerte. Creemos que la dominamos y en medio segundo ella nos demuestra quién manda aquí. 

Los plátanos se agotan en el mercado. Todo el mundo quiere ayudar de alguna manera y eso me emociona. Las catástrofes sacan lo mejor que llevamos dentro.

Y ahora que ya salgo de casa porque he dejado de ser un caracol mocoso, te dejo porque yo también me voy a comprar plátanos. Eso sí, con la chaqueta puesta.  

Que las hojas crujientes del otoño lleven hasta ti mi abrazo

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Fred Calleri