Querida hermana:
¡Casi dos meses sin escribirte!
Como ocurre todas las primaveras, el voluntariado reclamó mucho de mi tiempo y cuando me acordaba de ti, estaba tan cansada que me costaba trabajo hasta pensar. Ahora ya todo se va calmando.
La vida sigue con su tram-tram de siempre. Seguimos caminando entre playas de arena y acantilados.
Es bonito volver a ti y a los blogs de las amigas que tanto me serenan. Es un bálsamo volver a escribir, a contar, a recordar, a mirar, a reencontrar. Tal vez ha sido buena esta ausencia y esta distancia para ahora valorar más lo que nos une: las palabras, las fotografías, las ilustraciones, los colores, las flores, las estaciones del año que nunca se quedan y siempre pasan, los libros, los sentimientos... ¡Sí! está bien volver donde estuvimos y retomar lo que sin duda no ha terminado.
Ahora hago muchas fotografías. He descubierto el lenguaje de la cámara y la luz.
Me gusta captar imágenes cuanto más simples mejor. Minimalistas.
Y las texturas.
Como ves, sigo caminando y descubriendo-me, que es lo mismo que descubrir a tod@s.
También he escrito muchos haikus que poco a poco te iré enviando.
Como ves, quizá parecía que había parado pero no lo he hecho. Sigo con mi vida creativa, que, como dice Klarissa Pinkola Estés, es la mejor manera de encontrar a nuestra mujer salvaje.
Salva-je. Es la mujer que llevamos dentro y que nos salva. La que nos permite crear otros mundos que SÍ son posibles.
Y ya te dejo.
Que la brisa refrescante de este ventilador que tengo delante de mí, lleve hasta ti mi abrazo.
***
Texto: Cris Carrasco
Imagen: Fred Calleri