miércoles, 6 de noviembre de 2024

Entre barro, selfies y egos

 


Hola, estoy aquí de nuevo, esta vez con la tristeza que a tod@s nos embarga. 

Soy y vivo en uno de los pueblos afectados por la barrancada de la semana pasada y en todos estos días no he sido capaz de escribir nada o, para ser sincera, muy poco. Unas cuantas líneas en Instagram .
¿Y qué voy a escribir que no se haya dicho o fotografiado? 

Al empezar esta entrada he dicho que estoy triste, sí, pero además estoy enfadada. Y no estoy enfadada con todo ese tejemaneje que se traen los políticos porque... una ya se lo espera, o cree que se lo espera. 
Estoy enfadada más que nada con esa panda de chulos de playa que se hacen llamar periodistas y que van por ahí que parecen los salvadores del planeta Tierra cuando sólo siembran desinformación y discordia. Me refiero a Iker Jiménez y su panda. 
A los dos días de la barrancada, me llamó una amiga de Sevilla y me "informó" de lo que realmente estaba pasando delante de mis narices porque ella había visto en Youtube un vídeo de este señor y sus secuaces... le dije que no me estaba contando nada que no estuviera viviendo yo misma en esos instantes y que no necesitaba a este señor (lo de señor por decir algo) para que viniera a contármelo un canal de Youtube. 
Días después me sale en Youtube otro vídeo de esta cuadrilla y por curiosidad le di al play: un vídeo de tres horas con cuatro humanoides, entre ellos el jefe de la banda, todos metidos en un coche las tres horas diciendo que sólo ellos informaban de lo que realmente aquí estaba pasando... por supuesto, me salté pedazos del vídeo, grandes pedazos del vídeo, porque tres horas viendo a unos tíos encantados de haberse conocido, oyéndose a sí mismos cómo sólo ellos dicen la verdad... no lo aguanta ni Dios. 
Pero es que días después aparece el famoso vídeo del señor Gisbert ensuciándose aposta de barro.
Y después o antes, ya ni me acuerdo, el vídeo de otro de la cuadrilla de los magníficos éstos, que supuestamente había llevado maquinaria pesada diciendo que Cáritas y otras organizaciones se la querían quitar y haciendo en redes sociales un concurso de likes para ver a qué pueblo de los afectados llevaba la ayuda humanitaria. Y cuando la gente se enfada, dice que no se le ha entendido. Claro, es que usted habla para superdotados como usted mismo se cree y l@s demás somos tont@s ¿verdad?
Ante ésto, solo se me ocurre una cosa: a ver si tenemos suerte y los extraterrestres se los llevan. 
Aunque no caerá esa breva.
Y a todo ésto hay que añadirle el concurso de influencers en redes sociales con la escoba en la mano y el selfie de turno. Que si yo voy a ayudar y tú no has ido, que si qué estás haciendo tú tan tranquilo en tu casa y yo me he manchado de barro... ¡por favor, que ésto no se trata de vosotr@s! aunque os cueste creerlo, no sois los protagonistas porque aquí de lo que se trata es de la vida que nos ha salido al encuentro en forma de catástrofe y no de selfies ni de mira qué buen@ soy porque he mandado la ropa que no quiero a esa pobre gente que se ha quedado sin nada. 
Todo ésto me recuerda a la ola de "solidaridad" que se desató cuando comenzó la guerra en Ukrania. La gente cogía sus coches y se iba a Ukrania a por ukranianos. ¿Quíén coge su coche hoy para ir a Ukarnia a por ukranianos y sacarlos de la guerra? ¿Quién se acuerda de que hay una guerra en Ukrania? 
Y ésto sólo por poner un ejemplo de desgracia...
Señoras y señores que vienen con la escoba, se manchan de barro para aparentar que son solidarios, cuelgan su selfie en redes, agitan los ánimos diciendo que el culpable es éste o el otro, quiero decirles una cosa: ésto va para largo. Para muy largo. Y ustedes me demostrarán, nos demostrarán a l@s valencian@s su solidaridad y su bondad y su generosidad cuando se vayan los periodistas, ya no seamos noticia y ustedes sigan apoyándonos y ayudándonos. Entonces, y sólo entonces, me quitaré el sombrero ante ustedes. 
Y al pseudoperiodista y sus secuaces, pues eso, que ojalá se los llevaran de excursión los extraterrestres. 

***
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Cris Carrasco García