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martes, 13 de febrero de 2024

Esos días...

 


Ayer fue uno de esos días. Justo ayer. 

Esos en que parece que la humanidad entera se ha confabulado para enervarte de tal manera que cuando llega la noche sólo quieres estar en el sofá con los cascos canceladores de ruido y no saber nada, pero nada, pero nada de nada del mundanal ruido. No quieres siquiera escuchar una voz humana. 

Justo ayer. 

Día con hormonas revueltas y personal que no colabora. 

Mujer experta en menopausia que te dice que a partir de ahora será imprescindible hacer ejercicios de fuerza (fuerz... ¿qué? Anda ya). Yo con mi tai chi, mis caminatas y mis estiramientos tengo más que suficiente. Estudiante con cuatro temas de retraso y coordinadora que te obliga a hacerle un plan de recuperación (¿pero la estudiante no es una persona adulta? ¿No elegió estudiar ésto libremente? ...) y además la estudiante es una persona grosera y maleducada... Mi pelo que está tan rebelde como mis hormonas y hace mucho viento. Ideal para sacar a pasear la rosácea. 

Hasta ahí, todo más o menos bien. 

Sí, más o menos bien.

Le escribo a la señora experta en menopausia diciéndole que  no pienso hacer ejercicios de esos porque para mí imprescindible, lo que se dice imprescindible es comer, beber agua e ir al baño. Todo lo demás puede entrar en la categoría de ya lo haré mañana, si tengo ganas. Además,  no soy una mula de carga y para más inri, quisiera yo saber qué intereses económicos ocultos hay para considerar imprescindibles unos ejercicios que hasta hace muy poco eran prescindibles. Me responde que ella está de acuerdo conmigo pero que como estos ejercicios son tendencia, tiene que apoyarlos.... cierro los ojos, los abro, los vuelvo a cerrar... como es tendencia tiene que apoyarlos aunque piense como yo... que se pare el mundo porque me bajo en la próxima.

Y así va rodando el día ventoso, sin lluvia, con sequía, con humanoides gritando, coordinadoras exigiendo, estudiantes diciendo que son libres de llevar el temario a su ritmo... una jornada muy rodada. 

Llega la noche y me pongo a ver Operación Triunfo (sí, veo Operación Triunfo después de haber seguido sólo la primera edición. Dos humanoides llamados amigo y amiga se confabularon.  Presento mis desexcusas porque no creo que tenga que pedir disculpas a nadie por ello). Mi amigo no me hace caso en el whatsapp. Su otro grupo de coleguis le tiene más entretenido, por lo visto. Mi amiga me escribe una parrafada digna de mandarla a aquel lugar pero no puedo hacerlo. Es mi amiga. 

Lo único bueno del día llega cuando alborea la madrugada: Ruslana, mi niña rebelde, es salvada por el público y está en la final. 

Me gusta Ruslana porque es rebelde y por eso le han dado por todas partes durante el concurso.

Yo también lo soy y por eso cualquier día me descabezarán. 

Sí, me descabezarán, pero sin haber hecho ejercicios de fuerza porque son tendencia y con los cascos canceladores de ruido en las orejas para dejar de oir las tonterías humanoides.

¡Ánimo mi niña Ruslana, que de las rebeldes es el reino del infierno... y de los cielos!

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Cris Carrasco García




jueves, 1 de febrero de 2024

Los vasos y las sombras

 

Me gusta mucho fotografiar objetos porque pienso que las cosas tienen su propia forma de comunicar en un lenguaje de susurros.  Y si esos objetos vienen acompañados de sombras, entonces es lo más. 
Ayer pillé la penumbra de unas lámparas y una vela. Quizá lo muestre en otra entrada. 
Creo que ésto también es poesía.
Que cada uno, cada una, lo interprete como desee porque eso es lo bueno que tienen las cosas: nos hablan y podemos interpretar sus mensajes como mejor los entendamos y los queramos escuchar. 
Eso sí, si no afinas la sensibilidad, sólo escucharás vacío. 

****
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Cris Carrasco García

miércoles, 24 de enero de 2024

Una vida no tan simple

 


Hola. 
Se acercan los Goya, una noche muy especial para mí. 
Así que estoy viendo algunas de las películas con nominaciones. 
La última que he visto y que me ha gustado mucho es Una vida no tan simple. 
Una película en apariencia pequeña, con pocos personajes pero que cuenta la crisis de los cuarenta del que fue un prometedor arquitecto. Pero no es sólo éste el tema porque colateralmente, se plantean cuestiones de la vida y sociales muy interesantes . 
Un film dulce y sobre todo, con un final inesperado. Poco predecible desde mi punto de vista y que huye de la clásica "huida hacia adelante" que nunca he sabido muy bien qué quiere decir pero siempre he intuido que no me gusta demasiado. 
Tranquila. Suave. En algunos momentos algo desconcertante. Impredecible. 
Como ya he dicho, me ha gustado mucho. 

****
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: cartel publicitario de la película. 

martes, 21 de noviembre de 2023

Las hermanas enfadadas

 


Con la edad me he vuelto más rutinera de lo que ya era y los sábados se han convertido para mí en días de comer pizza con un vasito de cerveza sin alcohol con limón  y después ver una película en alguna plataforma. Todo ello hace que el sábado se haya convertido en un día muy especial para mí. 

Y este último sábado vi en Filmin una película que me encantó: Las hermanas enfadadas.

No es precisamente una película, como diría mi padre "de estreno" porque es del 2005 pero quien me conozca por aquí ya sabrá que no son novedades lo que busco, sino cosas que me gusten aunque tengan un siglo o más. 

Las hermanas enfadadas es una comedia/drama que habla de la envidia, la superficialidad, la frustación, el encanto de la ingenuidad y la mirada infantil y un tema que siempre me parece muy bello: el perdón.
 
No es un peliculón. No tiene grandes diálogos y creo, sinceramente, que no los necesita porque las actrices principales: Isabelle Huppert y Catherine Frot ya se encargan de transmitir todas esas emociones. 

Un film bello, sencillo, agridulce donde  algunas reacciones te hacen estremecer y otras te hacen reír o enternecerte. 

Para l@s que buscan ahondar en las emociones y sonreír de ternura. 

****
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: de la película

lunes, 23 de octubre de 2023

Meryl forever

 


Querida hermana: 

¿Recuerdas cuando la conocimos? Teníamos más o menos ocho años y en la serie "Holocausto" veíamos a una actriz rubia que parecía que flotaba. Fue el comienzo de nuestra relación con ella. Hoy en día agradezco haber nacido en aquella época porque si hubiera sido hoy, nuestros padres no nos hubieran dejado ver una serie como aquélla. Pero a nuestros padres se les daba mal la censura y veíamos y leíamos todo lo que se ponía delante de nuestros ojos. No saben cómo se lo agradezco. 

Después siguieron Kramer contra Kramer, otra película no apta para la edad que teníamos pero que tampoco nadie nos censuró. 
Y después...

Memorias de África... tres horas en un cine con las amigas adolescentes. Su historia de amor con Robert Redford, conocer a Isak Dinesen a través de ella y enamorarnos más todavía de su delicadeza.

Los puentes de Madison... una de las pocas veces en que me gustó más la película que la novela. Esa maravillosa italiana ama de casa con el pelo tintado de castaño oscuro que se enamoraba de Clint Eastwood. 
La decisión de sophie... terrible.
Música en el corazón.... muy esperanzadora.

Las horas... Impecable.
Mamma Mia... El único musical que me gusta porque sale ella.

La dama de hierro... sublime Margaret Thatcher (¿recuerdas que cuando éramos pequeñas decías que Margaret Thatcher era la mujer de Ronal Reagan? cuánto se reían nuestros padres con tu equivocación, pero no había nadie que te convenciera de lo contrario). 

Si reviso nuestras vidas, es extraño no encontrar una época donde no hayamos compartido tardes de cine y palomitas con ella. 

Y ahora, que estamos en plena plenipausia, la miro y digo: ¡Es mi mujer-modelo!. Cuando tenga su edad quiero parecerme a ella en simpatía, personalidad, saber estar y tantas otras cosas más. 

Y le han dado el Princesa de Asturias de las artes. 
¡Claro que sí! 
Las cerebritos, a veces, ganan partidas. 
Y si no las ganan, se van a su África imaginaria con música en el corazón para vestir de Prada al diablo. 
***
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: no los sé. Tomada de Internet. 

lunes, 25 de septiembre de 2023

Contador a cero

 


Vuelvo después de casi un año y no voy a decir que lo hago renovada porque no sé si es así. Lo único que sé es que dentro de mí han cambiado cosas y que me gusta donde me está llevando esta tranformación que todavía no ha termindo pero ahí anda. Sentimientos, creencias, actitudes... la vida siempre nos deja huella y las huellas, permanecen. 
Hoy he mirado las estadísticas del blog. Hacía casi un año que no las miraba y... ¡sorpresa! imaginaba que nadie habría entrado en Lunas Violeta desde hace tiempo ... resulta que muchos "álguienes" han seguido entrando. Ante eso sólo puedo decir gracias con las manos juntas a la altura del pecho. 
Gracias infinitas por acordaros de este pequeño lugar en el infinito de la red.
Ahora, cuando algunos vendavales parece que se van calmando y ya he evaluado daños y tomado decisiones, vuelvo y pongo el contador a cero con algunas ideas renovadas de qué ir publicando y cómo. 
Porque esta es mi casa. 
Como siempre, os invito a visitarla.
***
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Cris Carrasco García

jueves, 17 de noviembre de 2022

Una película especial: Invisibles

 


Después de poco más de un mes, paso por aquí para recomendar una película que me ha encanatado: Invisibles, de la directora Gracia Querejeta. 

El argumento se podría llamar minimalista: tres mujeres de mediana edad quedan todos los jueves por la mañana en un parque para caminar juntas. 

Pero de sus diálogos tremendamente ágiles y profundos, sabemos cómo es cada una de ellas, sus miedos, sus problemas, su vida y lo que les duele. 

Película de las que a mí me gustan: trama simple pero de gran calado. 

Y vosostras ¿cómo lleváis la "invisibilidad de la mujer de mediana edad"?

Para mí ha sido una liberación desprenderme de las miradas insinuantes y muchas veces lascivas que tanto me incomodaban. Ahora ningún hombre me mira cuando voy por la calle y me siento libre. Un lastre menos. Y si nos centramos en otro tipo de invisibilidad, pues esa no me ha llegado porque las personas que me rodean me siguen teniendo en cuenta, siento que me aman y les importo. Además, como ya he dicho en alguna ocasión por aquí, deseo continuar haciendo muchas cosas además de comenzar proyectos nuevos y retormar otros que alguna vez inicié pero no seguí y ahora siento que vuelven a despertar. 

****

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Promoción de la película. 


lunes, 19 de septiembre de 2022

Apretar el botón nuclear


 

¡Hola! ¿Os acordáis del proyecto "Caminando la plenipausia" del que hablé hace unas semanas? Pues sigo... 

Y ayer vi otra vez la peli La boda de rosa que os tengo recomendada en el apartado películas. Sólo es la segunda vez que la veo, así que es un número muy prudente porque cuando me gusta una peli puedo verla hasta catorce, quince o cuarenta veces. No exagero. 

Bueno, pues en La boda de Rosa se pone sobre la mesa un concepto, o mejor dicho, un acto, que yo siempre he llevado a cabo y del que últimamente y con la revolución hormonal que tengo encima, hago uso con mayor frecuencia: apretar el botón nuclear. Si el tema en cuestión nos pilla con el botón lejos, siempre podemos recurrir al consabido puñetazo en la mesa. 

Dicen que esto de tener las hormonas como una cometa de pascua no es bueno para nadie y creo que es verdad, pero también creo que a mí, con una tendencia clara hacia  la contemplación en detrimento de la acción, me está dando el empuje para tomar decisiones que tenía que haber tomado antes y cortar con situaciones o personas con las que ya había terminado un ciclo y yo me resistía a cortar por demasiado chocha, demasiado contemplativa, demasiado compasiva o demasiado tojunto y toalavez. 

La revolución hormonal me está ayudando a decir ¡basta!, no voy a hablar contigo, o estás fuera de mi vida. Y después quedarme más relajada que si hubiera estado cinco horas meditando profundamente si esa persona, situación o constelación planetaria  me pone de los nervios porque en mí reside un recuerdo ancestral radicado en la antecámara del cerebro y por eso debo aprender que todo lo que me pasa no es más que una proyección de lo que yo soy...¡pues no! que cuando se acaba, se acaba. Y chin pun. ¡Tanta historia ya!.

Eso sí, intento que sea sin dañar. O dañando lo menos posible. Porque lo del ¡basta ya! etc., lo digo para mí y luego utilizo la diplomacia. Cuando las hormonas me dejan, claro.

Eso es lo que de momento os quería contar a grosso modo sobre mi estado hormonal. 

Y también deciros que hoy es el día de las pastitas de té.


(Cris Carrasco García)

Imagen: Quino


miércoles, 14 de septiembre de 2022

Querida Queen

 


Querida Queen:

Si he de serte sincera, yo era más de Lady Di. 

Y como en esta sociedad parece que debemos ser de lo uno o de lo otro: del Madrid o del Barcelona, de playa o de montaña, de blanco o de negro... Pues me caías antipática. 

Pero eso fue antes. Quiero decir antes de ver The Crown. Entonces te conocí un poco más y entendí muchas cosas de ti. Incluso pensé que si yo me hubiera visto en algún episodio de los que tú te has visto a lo largo de tu vida, hubiera actuado igual o peor. Así que empezaste a caerme bien. 

Dicen que eras bastante clasista (¿qué quieren? Eras inglesa y royal). Cuentan que también eras racista (¿qué quieren? Eras inglesa y royal). No te gustaba chocar la mano (a mí tampoco y no soy ni inglesa ni royal).  Dicen que tu vestimenta era hortera pero yo no lo creo porque ibas vestida de lo que eras: de reina de Inglaterra y no sé cuántos sitios más. Dicen que eras tacaña (yo lo llamaría austera, que por ser royal no tiene una que ir por ahí tirando el dinero).

Y a pesar de todos estos contratiempos, dimes y diretes, me resultaste simpática después de ver The Crown y superar lo de Lady Di. 

Porque mira, querida Queen, ahora que ya he tocado el cinco en edad y volviendo la vista veinticinco años atrás, me pregunto ¿por qué tanta presión para que fueras al funeral de tu ex-nuera con la que encima habías acabado como el rosario de la Aurora? Perdón por la expresión tan castellana, que para que la entiendas, vendría a decir que acabasteis como Margaret Thacher y los mineros...  que yo no he ido al entierro de mi ex-suegro, ni ex-tíos políticos ni nadie de mi ex-familia política y nunca nadie me ha presionado para que salga por la tele haciendo un discursito y diciendo cosas que no siento ni me han dicho que me vista de luto riguroso ni que salga a la calle a mirar las florecitas. ¡Que a veces l@s plebey@s perdemos los papeles con el protocolo! Y en lo de plebey@s meto también a los dailys , las bebecés y adyancentes. 

Pues eso, mi querida Queen, ahora que ya he tocado el cinco y la madurez me ha enseñado que el camino medio es el mejor, te digo que te comprendo y que me encantaban tus trajecitos de colores y tus sombreros siempre a juego con el abriguito o el vestidito, tus broches siempre casi en el hombro y tus collarcitos de perlas de dos y hasta tres vueltas. Todo monísimo. Todo muy de reina de Inglaterra y no sé cuántos sitios más. 

Tu peinado me recordaba a las señoras de mi antiguo barrio. En mi adolescencia, las hijas de estas señoras, cuando les ponían los rulos, les ponían también lo que llamaban un plis (no sé muy bien cómo se escribe) para que el pelo no fuera tan blanco, pero muchas veces, a las muchachas se les iba la mano con el plis y sus mamás acababan con el pelo morado que parecían muñecas del todo a cien (ahora, llamados bazares chinos) . Nunca vi reflejos morados en tu pelo, pero los rulos ¿te los ponía tu Ana? Oh, perdón, creo que las hijas de l@s royal no se ocupan de esas cosas ¿verdad? Claro, tienen que aprender equitación, idiomas o cómo no perder el sombrero los días de viento.

Y ahora que te has ido, no sé por qué , toda tú me vienes a recordar ese poema tan conocido que podría tomarse como un modelo de vida. Ese que dice: " Cuando sea vieja , vestiré de morado// con un sombrero rojo que ni haga juego// ni me quede bien// y me gastaré el dinero de mi jubilación// en coñac/ en guantes de verano// y sandalias de raso//Y diré que no hay dinero para mantequilla.....//

Por eso he buscado una foto donde apareces con un trajecito morado aunque sabía que trajecito morado con sombrero rojo no iba a encontrar porque tú siempre ibas muy conjuntada. 
Para mí el morado es el color de las chicas y de la rebeldía. 
Creo que tú no fuiste muy rebelde. Te adaptaste al sistema. La rebelde oficial fue tu sister Margaret... aunque... te importó un pito que te llamaran hortera y te seguías poniendo esos pañuelos en la cabeza atados al cuello cuando estabas en Balmoral .... ahora que pienso... la rebeldía tiene mil caras y quizá tu encarnaste una de ellas  a tu manera. Muy a tu manera. 

Bueno, querida Queen, me voy que esto se está haciendo largo . 

Sé que nunca leerás esta carta porque si no quisiste ser amiga de Grace de Mónaco porque la considerabas plebeya, ¿cómo ibas a querer leer la carta de una española de barrio? No espero que lo hagas porque yo sí sé que eras inglesa y royal, así que esta carta en realidad la escribo para mí, para aceptar que en el fondo, y a pesar de todo, me caías bien y comprendía muchas cosas de ti. 

Cuando sabemos la pecera en la que crecieron y vivieron las personas, entendemos muchas razones y modos. 

Así que good bye, querida Queen. 

Una mujer de barrio que si piensa en Londres, piensa en ti.

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Cris Carrasco García
Imagen: tomada de Pinterest




domingo, 11 de septiembre de 2022

Haiku o como quieras llamarlo

 


Más allá de la confusión

busco la calma

donde todo es sereno. 


P.D: Estado actual de mis hormonas. 


(Cris Carrasco García)

Imagen: Cris Carrasco García

martes, 26 de julio de 2022

La boda de Rosa

 



IMPRESCINDIBLE si:

La gente te pregunta qué te pasa y tú no lo sabes pero sí .
Te gustaría montar una boda pero no tienes con quién.
Tiendes a estar pendiente de tod@s menos de ti.
Quieres pasar un rato fresco, bonito, liviano que acabe hasta con banda de música.
Te gustaría descubrir en el hermano de Rosa a algún conocido, amigo o familiar con temperamento típico valenciano que te haga sonreír (en mi caso, mi amigo Pascual). 

La vi hace unos meses y creía que la había recomendado pero ahora, repasando el archivo histórico, he visto que no, así que allá va... 

(Cris Carrasco García)
Imagen: No lo sé. Supongo que será de la publicidad de la peli....



viernes, 22 de julio de 2022

Otra perspectiva

 



Tengo un nuevo proyecto que, como todos los proyectos, no sé a dónde llegará pero lo comienzo hoy: escribir en este blog sobre cómo me siento ante la plenipausia (mal llamada menopausia)...

Cuando vi que me adentraba en esa edad del cambio, me propuse buscar información sobre la menopausia pero de forma positiva, huyendo de todos esos que te cuentan que los huesos se te van a poner frágiles como cristales de Bohemia y te van a salir pelos en la barbilla porque ¡eso ya lo sé! . Además, no es condición sine qua non porque a mi alrededor tengo mujeres ya plenipáusicas desde hace tiempo que nada de osteoporosis ni pelos en la barbilla. Y si acaso ocurriera, pues ya buscaremos la solución ¿no?

Pues eso, que me propuse buscar mensajes positivos y ¡los encontré! que no todo va a ser malo en la mitad de la vida. Que ahora sabemos mucho mejor lo que queremos, adónde vamos y de dónde venimos (bueno, no sé , eso pasa a ratos ¿no? )

Hice un congreso gratuito online que montaron las chicas de Menstruita . La verdad es que hice dos: uno sobre la bajada de la regla por primera vez ,  lo que tienen una plabra técnica que ahora no recuerdo y no tengo ganas de buscar, para ayudar a mi sobri y después otro sobre plenipausia para ayudarme a mí ¡y me encantaron los dos! ojalá estas chicas tan bonitas vuelvan a hacer otro congreso porque vale la pena seguirlas.

Busqué páginas en Instagram y encontré bastantes : si se pone mujer y 50 salen mil páginas y otros mil hastags. Sólo hay que buscar. 

Pues eso, que allá vamos. 

Con patitas de gallo, gafas de ver de cerca y muchas ganas de comenzar a hacer cosas nuevas, no en vano el congreso sobre plenipausia que ofrecieron las chicas de Menstuita se llamaba: Menopausia: una segunda pubertad. 

Cuando leí el título me pareció un poco infantil porque lo entendí como esa propensión tan tonta de nuestra sociedad de idolatrar la juventud y los pocos años pero.... no era así. Lo llamaron la segunda pubertad por la revolución hormonal y porque muchas veces a esta edad ya no pasamos por tantas cosas ni hacemos caso de lo que nos diga tanta gente y además nos entran ganas de aprender a hacer cosas nuevas, de leer nuevos libros, de mirar la vida desde otra perspectiva.. Es una verdadera revolución. Un verdadero cambio. 

Nos seguimos viendo por aquí si queréis. 


(Cris Carrasco García)

Imagen: Fred Calleri



martes, 19 de julio de 2022

¡ Cagüentoya!

 



Querida Hermana:

Que sepas que hoy estoy guerrera (bueno, no hoy, llevo días, pero no he podido escribirte). 

Estoy guerrera porque estoy "mu jarta" y estoy "mu jarta" porque ya está bien. Y ya está bien porque me he encontrado con alguien que nos dice a mi compañera y a mí: " vaya tiempo que nos ha tocado vivir" y ahora leo en un periódico de tirada nacional la "teoría sociológica de un "experto" de treinta y pocos años  (que digo yo que cómo se puede ser "experto"  a los treinta y pocos años, porque Mozart sólo he conocido a uno....)  pues dice que su generación tiene "futurofobia". Hala, otra palabreja a la saca. 

Bueno, que el muchacho dice que el futuro está más negro que una mina de carbón .... Vale, ¿preferirían los jóvenes de hoy haber sido republicanos en la guerra civil española? ¿Preferirían haber vivido durante la dictadura? ¿Preferirían haber sido esclavos durante el imperio romano? ¿Preferirían haber estado en Hiroshima o Nagasaki en las fechas por todos conocidas?

Y me pregunto ¿cuándo el futuro se ha visto reluciente como una patena? ¿En qué época histórica toda ha sido bello, fácil y divertido? 

No niego que la cosa está mal pero ¿cuándo ha estado bien?

Estoy mu jarta de los mensajes pesimistas sin perspectiva histórica y mu jarta de oír y leer  que no se pueden comparar épocas históricas. ¿No ? ¿Por qué? ¿Entonces por qué y para qué existe la historia y los historiadores? 

Querida Hermana, ve y dile a los señores y señoras futurofóbicos y futurofóbicas que sigan adelante. Diles que yo terminé mi carrera universitaria en el 93, cuando los fastos del 92 nos dejaron una crisaza que hasta el enterrador se quedó sin faena. En aquel entonces Los Balcanes (sí, esa guerra olvidada), llevaban dos años desangrándose.

Y aquí estoy. 

Diles que la vida me ha ido como a todos y a todas: a ratos. Ratos bien, ratos mal y ratos catastróficos.  Aquí estoy y estamos todos los que como yo se licenciaron en un año nada recomendable y fueron esa generación llamada "X" porque éramos una incógnita que nadie sabía qué iba a ser de nosotros y nosotras. Pues aquí seguimos. 

Diles que si alguien como yo y como tantos, que nacimos cuando todavía Aquel firmaba sentencias de muerte e inauguraba pantanos, que comía cada día con un asesinado por el terrorismo y cenaba con otro, que todavía en el colegio una maestra me pegaba con un palo por no acordarme cuánto eran 3x4, que vio  llegar las primeras pateras, a los socialistas decir no a la OTAN y después a un socialista ser su secretario general, caer las torres gemelas, declarar una guerra con la mentira de que el país en cuestión tenía armas químicas,  que ha visto a muchísimos políticos y políticas de nuestra tierra acabar en la cárcel por corrupción, diles, que si yo, y todos los demás, estamos aquí, que ellos también estarán. Porque esto que he escrito aquí arriba fueron penas colectivas y a éstas hay que añadirles las propias y personales. 

¿Y cómo sobreviví? Porque entre las guerras, las crisis, la corrupción y el dolor, conocí personas que de tan maravillosas me parecían de otro mundo, porque lloré de emoción leyendo poemas de Gioconda Belli, de Benedetti y de tantos y tantas, porque me morí de envidia leyendo La casa de los espíritus (esa era la novela que yo hubiera querido escribir). Porque vi a Indurain ganar cinco tours de Francia, levantarse una ilusión obrera alrededor de un partido político recién fundado, conocí una filosofía que me enseñó que todo termina y vuelve algo nuevo a comenzar. Y tantas ternuras más. 

Así que diles, querida Hermana, que si mi generación X está aquí, ¿a dónde llegarán ellos y ellas que nacen sabiendo manejar cualquier cosa que tenga teclas y pantalla, que se han criado amarrados a las tetas de sus madres hasta que llegaron a la universidad, que saben inglés casi como su lengua materna, que todavía van a  leer por primera vez las novelas de García Márquez y tantos y tantas más, que tienen la fuerza y el entusiasmo de la juventud? Diles, que por unos segundos, piensen hasta dónde pueden llegar, a pesar de todo y de todos. 

Diles que lo disfruten.

Y a los pájaros de mal agüero, a esos y esas, se lo digo yo: ¡Dejad de minar la moral de la tropa! 

Como diría mi abuelo, que fue un joven republicano que sobrevivió a un campo de concentración francés  y que cuando se hizo viejo el primer gobierno de izquierdas le dio una paga y una medalla por haber luchado para defender la república : ¡cagüentoya! 

Cuando el abuelo decía esta frase-palabra, los nietos, que estábamos armando un guirigay de gritos y jaleo, nos quedábamos quietos, ni respirábamos y pensábamos qué estábamos haciendo mal. Pues eso: ¡Cagüentoya!


(Cris Carrasco García)

Imagen: Pues creo que Quino ¿no?