
..."Y entonces conocí a Victoria. Para ella, las geishas éramos una especie de momias ancladas en otra era hasta que me conoció a mi. Yo no era bajo ningún concepto el estereotipo de geisha que ella tenía en su mente, porque, como he dicho antes, me emociona ser una obra de arte, pero no amo el servicio a los hombres, porque no vivo anclada en el pasado de Japón sino que me importa mucho el hoy, la política y la sociedad, de otros lugares y otros mundos. Entonces, al contarle de nuestros problemas económicos y de mi incomodidad con los hombres, ella me sugirió una idea que me pareció descabellada:¿ por qué no te conviertes en la primera geisha para mujeres?..."