
Ahora que Katrina ahogó el blues en la garganta
negra de Nueva Orleáns,
ahora que el gospel huele a lodo, a fango
y a piel negra que resiste
sudando lágrimas de pobreza de campo de algodón,
ahora que la desgracia habla en black english con acento de Luisiana,
ahora, yo te digo que te quiero.
A ti, superviviente de tantas guerras,
te quiero.
No es muy original…
podría decirte que tus ojos verdes
son como esa copla que habla de mancebías
y ojos verdes como la albahaca.
Podría decirte que contigo me rescaté
del río helado de la tristeza,
podría decirte que eres mi Katrina,
mi huracán bueno,
el viento que ha barrido el conjuro
de los años-siglo.
Pero no te diría que te quiero…
Así de llano, así de sencillo,
justo como la Bergman le dijo al Rosellini
en aquel papel blanco:
“…ti amo…”
Ti amo aunque ahora no pueda gritarlo,
ti amo como Nueva Orleáns ama el blues
aunque ahora no pueda cantarlo.
negra de Nueva Orleáns,
ahora que el gospel huele a lodo, a fango
y a piel negra que resiste
sudando lágrimas de pobreza de campo de algodón,
ahora que la desgracia habla en black english con acento de Luisiana,
ahora, yo te digo que te quiero.
A ti, superviviente de tantas guerras,
te quiero.
No es muy original…
podría decirte que tus ojos verdes
son como esa copla que habla de mancebías
y ojos verdes como la albahaca.
Podría decirte que contigo me rescaté
del río helado de la tristeza,
podría decirte que eres mi Katrina,
mi huracán bueno,
el viento que ha barrido el conjuro
de los años-siglo.
Pero no te diría que te quiero…
Así de llano, así de sencillo,
justo como la Bergman le dijo al Rosellini
en aquel papel blanco:
“…ti amo…”
Ti amo aunque ahora no pueda gritarlo,
ti amo como Nueva Orleáns ama el blues
aunque ahora no pueda cantarlo.