la luna es el desayuno de las estrellas fugaces
y los ojos de negrura me llevan hacia ti.
Los semáforos sueltan su pelo largo
y me miran, rebeldes, con tus ojos traviesos
mientras las calles se tatúan en sus brazos
tus tatuajes de colores
y la bocas de metro visten tus ropas extrañas.
Los tejados se abren paso entre el asfalto,
tan libres...
como aves nómadas de una sola estación
copiando tu libertad de humo de chimenea.
Porque en esta pendiente de la noche, donde
la luna es el desayuno d elas estrellas fugaces,
todo es un poco como tú.
Todo se parece a ti.