Como os dije en la anterior entrada, voy a enseñaros algunas fotos que ha hecho Baba de Dardago:
¿Verdad que es bonito?. En el paseo que hicimos ayer hacia las siete de la tarde se respiraba una gran paz con las montañas siempre contemplando el pueblo y el sol poniéndose. Tras las ventanas, cada familia, cada vida, seguro que vive sus conflictos y sus problemas personales, pero en el silencio de una tarde de domingo, todo era serenidad. La prisa, la agitación, quedaban muy lejos de este pequeño pueblo.
Dardago, después de las montañas, tiene otro expectador silencioso de la vida : el campanario. Desde cualquier punto del pueblo se le puede ver alzarse por encima de los tejados. Es el edificio más alto de por aquí y protagonista de una anécdota acaecida hace un año más o menos: fue restaurado y andamiado, y por ese mismo tiempo comenzaron a haber robos en muchas casas del pueblo. Nadie se explicaba quién o quiénes podían ser, hasta que los carabinieri dedujeron que los ladrones estaban dentro del mismo pueblo. ¿Quiénes resultaron ser? la colla de albañiles que estaban restaurando el campanario. Ellos, pronto se dieron cuenta que desde lo alto controlaban las mejores casas del pueblo, las que estaban más solitarias y las que siempre estaban cerradas, así que tenían la mejor perspectiva para "fichar" una casa, examinar las costumbres de los dueños e ir a robar en los momentos más propicios...
Algunas de las muchas casas de última construcción.
Creo que aquí utilizan mucho el correo electrónico, porque el buzón... hace tiempo que no se ha cambiado, limpiado, arreglado, pintado...
Los dardagueses tienen un gran sentido del humor.