Hola a todas y a todos. Esta es la otra historia que os quería contar ayer pero por un pequeño accidente no pude hacerlo:
Al lado de la casa donde estamos sólo viven dos personas, ( las otras dos restantes están veraneando). Es decir, que sólo tenemos un vecino y una vecina jóvenes que son pareja. Pero sólo con el vecino es como si tuviéramos media docena más.
El otro día íbamos cinco mujeres de las seis que somos en la familia, todas en coche y conduciendo la sobrina de Bárbara, que no tiene demasiada experiencia en ese menester. Y al pasar por la puerta de su casa, la perra de este vecino se nos atraviesa en el camino y se tumba en medio tranquilamente. Chiara, la conductora , hace sonar la bocina, todas hacemos gestos de levantamiento de manos dentro del coche intentando asustarla y ella nada, tranquila como su amo. En esto que sale el susodicho vecino y nos hace una señal con el brazo de que esperáramos. Nos quedamos mirándolo y ni corto ni perezoso empieza a quitarse unos calcetines que llevaba puestos ( por qué llevará calcetines en esta época del año?????). Esperamos . Se quita los calcetines, se pone unas sandalias y recoge a la perra sonriéndonos y saludando. Porque es tocapelotas, pero menos mal que también es simpático.
Al día siguiente ponemos la mesa para comer en la terraza, nos sentamos todos. Cada uno coge su tenedor y de repente, una humadera increíble. Un humo que viene de un lugar frente a su casa, que también es de su propiedad. Es imposible comer con ese humo. Todos pensando la palabras par ir a decirle que cómo hace eso un día de mucho calor y con algo de viento. Barbara enfadada porque nadie se levanta y va a decirle cuatro cosas. Nadie come. todos nerviosos.
Al final Silvestro va a buscarlo. Resulta que él no ha sido. Bueno, un poco sí. El día anterior echó en ese luar brasas calientes y unas cuantas cosas más y con el calor han hecho combustión.
Saca la manguera y comienza a apagarlo, pero en lugar de tirar el agua hacia el montón que combustiona, la tira hacia el humo para disolverlo.
Desde hace dos días ha decidido que el invierno está cercano y debe cortar la leña. Pero se lo ha tomado como si la semana que viene fuéramos a estar a 15 bajo cero. Venga a cortar leña, venga a cortar leña... A LA HORA DE LA SIESTA. Cuando comprueba que ya no hay nadie que quiera dormir y todo el mundo se ha levantado, entonces decide que por hoy ya está bien de cortar leña. Mañana, a la hora de la siesta, más.
Me gustaría tener alguna foto de él, pero me ha sido imposible. Así que sólo os diré que es un tifosi del Inter de Milan y lleva la camiseta cuando nos aparta a la perra, cuando hace de bombero y cuando alegra nuestras siestas con el sonido inconfundible de la motosierra.