jueves, 6 de mayo de 2010

EN UN SUSPIRO


Ha sido este mediodía. Barbara y yo volvíamos en el autobús de Alaquàs y en ese momento pasábamos por encima del puente que une este pueblo con Torrent y por debajo está el barranco y algunas autovías que construyeron hace unos años.

De repente, Barbara, que iba mirando por la ventanilla que había a mi lado ha comenzado a gritar diciendo: ¡ MIRA! ¡ MIRA ! ¡MIRA!. He girado la cabeza y en ese momento ha sucedido: un coche que circulaba por la autovía que está junto al barranco ha perdido el control , ha chocado contra un palo que había en la cuneta, lo ha partido y acto seguido ha dado cuatro vueltas de campana en una especie de zona verde que separa el barranco de la carretera ( La v-36, he averiguado que se llama ) dejando a su paso un reguero de diminutos cristalitos rotos. La última vuelta ha sido como a cámara lenta y en ese momento, como los cristales ya estaban todos completamente rotos, he visto el brazo del conductor agitarse dentro del coche y salir por la ventanilla mientras el coche quedaba con las ruedas hacia arriba.
El autobús ha seguido su camino. Le he preguntado a Barbara si deberíamos llamar al 112 pero la señora que estaba sentada delante de nosotras nos ha dicho que había visto a un camión que iba detrás del coche pararse y salir el camionero, así que él, muy posiblemente llamaría.
Acabo de consultar en Internet las últimas noticias de Torrent y ya se da cuenta del accidente: el hombre ha muerto. Dos mujeres que viajaban con él están heridas.
Éste es uno más. Uno de esos accidentes que cuando salen en la televisión ya casi ni les hacemos caso. Pero hoy todo el día tengo en la mente ese brazo agitándose en el vacío y cayendo fuera de la ventanilla entre un mar de crisales rotos.
Después , habrán llegado los bomberos. Y una familia, en algún lugar, habrá recibido la noticia de una marcha sin despedida.