Ayer un pajarito todavía muy pequeño se posó primero en mi ventana y se quedó enganchado entre los agujeritos de la mosquitera. Barbara lo desenganchó y se quedó en la repisa de la ventana con el miedo dibujado en su cara.
A veces, miraba hacia abajo y puedo adivinar el gran abismo que se imaginaba. Era tan joven que no recordaba que tenía alas para volar y no caerse.
¿ Cuántas veces nos asomamos a lo desconocido y sólo vemos vacío sin acordarnos de que ya sabemos volar?.
El pajarillo estuvo en la repisa de la ventana más de una hora mirando hacia un lado y hacia otro, quizá buscando puntos de apoyo. Pero debía volar. Era su misión. Podía tomarse el tiempo que creyera necesario para tomar aliento pero antes o después debía emprender el vuelo.
Quisiera o no.
De pronto, comenzó a volar por encima de él una mamá pájaro que le piaba continuamente.
- Si has sido tan valiente como para abandonar el nido, ahora sé valiente para volar . ¡ Y ahora mismo! ¿ te vas a quedar ahí toda la vida? . ¡ Venga, a volar!. - Parecía decir mamá gorrión con un piar muy enfadado.
El pajarillo no decía nada. Quizá por temor a una regañina mucho mayor.
Así que extendió sus torpes alas y fue hacia una celosía que separa mi casa de la del vecino.
La mamá siguió piando con más fuerza.
- ¡ Venga! que tus hermanos nos esperan y no tenemos todo el día. - Mamá gorrión es un poco gruñona, pero si no es por ella...
Y el pajarillo, con la torpeza del que todavía está aprendiendo, realizó otro pequeño vuelo.
Y poco a poco, a fuerza de pequeños vuelos y gracias a la ayuda de su mamá gorrión, el pajarillo volvió a casa y quizá contó a sus hermanos que las alas sólo se hacen fuertes cuando volamos a pesar de los abismos.
POEMA DEL LUNES
Sí, ya sé que estamos a martes, pero ayer no pude sentarme a escribir y por eso hoy he decidido hacer una "hora feliz" ( dos, al precio de una) .
El poema de hoy está dedicado a una de las mujeres que yo considero más fascinantes del siglo XX : Frida Kalho. Con sus tormentos, sus amores y sus ambigüedades, encarnó una vida repleta de dolor físico, pero a su vez ella supo transformar ese tormento en cuadros rebosantes de belleza.
FRIDA KALHO
Te pienso atrevida y descarada
encantando serpientes
con retales de desgracias,
pero te siento vistiendo corsés
para columnas rotas
con vestidos de seda y lino,
encajes de bolillos y bordados.
Rompedora de sistemas,
coraje en cuerpos eshechos de dolor.
Te quisiera bamboleando libre
entre las ondas de tus volantes.
Pero te siento sujeta, atada, encadenada
a unas barbas de corsé llamadas Diego.
Te quisiera pintora de la luz,
de molinillos de viento,
de alas de plumas,
pero te siento pintora del llanto,
de la ululante obsesión.
Te pienso deslenguada,
desatada entre tequilas ambiguos
y rancheras con cintura de mujer
pero te siento entre tangos desgarrados
que embellecen la tristeza.