lunes, 15 de noviembre de 2010

AUNG SAN SUU KYI O EL TRIUNFO DE LA PACIENCIA. LA MAGIA DE UN JUEVES ENTRE REJAS.

A veces pasan los días sin que a simple vista ocurra nada importante. Pasan las mismas horas, los mismos minutos que el día o el año anterior, y de repente, como si salieran de la chistera de un prestidigitador, los acontecimientos comienzan a sucederse.
Hoy siento un sabor agridulce, pues por un lado una mujer incansable, budista, pacifista y líder de un partido democrático en un lugar donde no es fácil ser democrátic@ ha sido puesta en libertad por el gobierno militar y dictatorial de su país: la antigua Birmania. Estoy contenta por Aung San Suu Kyi y porque demuestra, una vez más, que la resistencia pacífica y la paciencia muchas veces llegan más lejos que las armas de fuego.
Pero por otro lado llegan noticias muy tristes de El Airun y yo, como tod@s l@s español@s con un poco de memoria histórica me siento en parte culpable de que todo esto esté ocurriendo. Demasiados años mirando para otro lado. Demasiados años lleva el pueblo saharawi pidiendo la independencia : " La arena de los relojes hizo crecer el desierto. (Ismael Serrano)".

Y dentro de mi día a día, he de deciros que el jueves viví una experiencia de una belleza fuera de lo común: M. Carmen Ribelles ( ya sabéis, la que " reparte conmigo, o yo con ella, la poesía) fuimos invitadas a dar un pequeño taller de poesía en la cárcel de Picassent. Al principio estábamos un poco a la expectativa porque nos imaginábamos el auditorio y pensábamos cómo podríamos hacer que la poesía fuera interesante para un grupo de mujeres que en la mayoría de los casos ha visto una o varias de las caras más amargas de la vida, pero decidimos ir.
Y fue mágico.
Parecía que las musas y las diosas esa mañana habían decido acompañarnos y hablar ellas a través de nosotras de poesía. Recitamos nosotras. Recitaron muchas de nuestras alumnas. Hablamos. Sugerimos. Escucharon. Hablaron. Escuchamos y reímos. Sobre todo, reímos.
Una de las chicas me prometió escribir un poema y dárselo a la persona que nos había invitado para que nos lo diera. Una mujer de mediana edad, cuando ya acabamos se dirigió a nosotras y nos dijo : " Yo no sé leer ni escribir pero m´ha gustao mucho lo que habís hablao" y nos dió un abrazo y un beso a cada una.
Cuando nos fuimos todas se acercaron a nosotras, nos saludaron y dijeron una y otra vez " gracias por haber venido... gracias por haber venido... gracias por haber venido..."
Y mi corazón les decía gracias a vosotras por habernos escuchado y por habernos abierto las puertas de vuestra alma.


Para ellas  y para tod@s aquell@s que lo queráis leer he escrito este poema:

 En el lugar de las puertas cerradas,
a diez minutos de donde sale el sol,
llegan diligencias blindadas
que transportan escombros de sueños
escoltados por guardianes verdes
y familias que esperan
el eco lejano de una voz.

En el lugar de las puertas cerradas,
no se miran las pupilas,
no se pregunta por qué,
y la rutina no habla en tic-tac
solo grita en altavoz,
marca el ritmo de los pasillos largos,
dice dónde, dice cuándo, dice ahora.

En el lugar de las puertas cerradas
se cabalga a veces sobre el caballo blanco
que se lleva los dientes y construye palacios
más allá del muro.
Porque en el lugar de las puertas cerradas,
lejos es al otro lado del muro,
la luz está al otro lado del muro,
la libertad está al otro lado del muro
y el escalofrío congela las lágrimas
en este lado del muro.

En el lugar de las puertas cerradas
a veces se evaporan las fronteras
y princesas libres se encuentran con ninfas
que dejaron sus alas en aguas estancadas.
Las palabras son puentes y las risas descongelan
el frío del escalofrío.

En el lugar de las puertas cerradas,
a diez minutos de donde sale el sol,
a veces, solo a veces,
las princesas libres y las ninfas
que dejaron sus alas en aguas estancadas
olvidan por una hora
que en el país del "Aquí"
sobrevivir siempre es presente
y vivir siempre será futuro.