Volví atravesando los Alpes blancos
que se confundían con el blanco de las nubes.
Un mar de luz . El infinito existe
y está ahí... tan cerca...
Pero antes, los árboles habían tejido su alfombra de hojas alrededor
y dormían. Serenos y pacientes, aceptando el ciclo de la vida.
Hicimos grandes amigos que nos cobijaron y nos dieron calor.
También encontramos frágiles florecillas empeñadas en sobrevivir.
Nos visitó la nieve. Tan silenciosa y enigmática como siempre.
LLegó, dejó su manto, y lentamente se evaporó.
Y mi pequeña Venezia nos estaba esperando. Gris, fría,
bella, melancólica y como siempre, romántica.
Una diva que siempre dejará a sus aguas
subir para acariciarla.
La niebla también vino a saludarnos y extendió su tenue velo
de novia.
Esta es la estación en que nacen las camelias
Aunque siempre hay alguien a quien no le gusta
la Navidad.
Muchas gracias por haberme esperado. Ya estoy aquí
y prometo leeros, contestaros, emocionaros, haceros sonreír
y tenderos una mano .
Gracias por estar ahí.