viernes, 1 de febrero de 2013

EL CARTERO DE CRIS



Casi todas las mañanas lo oigo. Viene con su moto y reparte las cartas del barrio. Sin dudarlo dos veces,  voy a la ventana y le miro. Entonces siento un extraño sobrecogimiento. Escruto cada uno de sus movimientos y pido no sé a quién ni a qué, que deje algo en mi buzón.Algo que no sea la factura del móvil. ALGO MARAVILLOSO que hable de lejos, que cuente cosas en otro idioma, que sea una sorpresa, que me diga que alguien quiso saber mi dirección y mi número y escribió algo, y lo mandó, y ya está aquí.
Él sabe que estoy en la ventana, y a veces, mira hacia arriba y me dice no con la cabeza o con el dedo. Yo le hago un gesto de agradecimiento y doy un paso atrás. La cortina vuelve a su sitio, el cartero a su trabajo y yo a mi rutina.
Así un día tras otro. A veces me pilla en la calle y más de una vez he ido hasta él  y le he preguntado :
 " ¿Tienes algo para la 25-1? Y él siempre ha respondido: "No".
Cuando el cartero está de vacaciones o tiene la gripe reparte las cartas una chica que también me conoce y me dice no con la cabeza.
Quizá mañana haya más suerte.
 Menos mal que siempre hay un mañana.
Porque yo sé que algún día llegará un paquete en un sobre blanco muy grande. Algo que no será ni la factura del móvil ni un paquetebomba. Algo que vendrá de muy lejos...
Sí, ya sé lo que estáis pensando, que el cartero me dejará un aviso y tendré que recogerlo en correos, pero no, no será así. Porque es demasiado el tiempo que llevo esperando el paquete como para recibir sólo un aviso. Además, él ya sabe mi calle, que vivo en  el 25-1, que hace mucho tiempo que espero una sorpresa y  que ese paquete inmenso, por fin, es para mí. Así que, en un alarde de generosidad, se saltará las reglas y me traerá el paquete viajero.
Mientras tanto, ahí siguen la ventana, el ruido de la moto, el sobrecogimiento, el paso atrás y el andar a mirar en el ordenador.
Quizá algún día llegue un e-mail que no me pida firmar para detener una guerra.
Quizá algún día un e-mail venga envuelto en terciopelo.
Quizá mañana haya más suerte.

(Cristina Carrasco)