miércoles, 10 de abril de 2013

Misceláneas


Cuando viajo no me gusta llevarme nada "natural" del lugar que visito porque no quiero dejar ninguna huella de mi paso, y si me llevo una piedra, una hoja, una piña, pienso que siempre quedará en ese lugar el rastro de su ausencia.
Tampoco me gusta comprar cosas típicas, pero a veces siento la necesidad de un recuerdo palpable, así que un compañero de Dharma me contó lo que él hace cuando viaja: abre un bote de cristal, levanta el brazo y cierra el bote.
Me parece una gran idea. Así sólo me llevaré un poco de aire. Después, ya en casa, apuntaré fuera del tarro el nombre del lugar. Además, mi compañero me ha dicho que cuando tiene varios tarros de diversos sitios, los abre y une todos los aires. Entonces, a su alrededor se produce una extraña solidaridad y todo el mundo parece entenderse. Él lo llama: " La globalización buena".

(Cristina Carrasco)
Imagen: Muñeca diseñada por Marina Bychkova