Nos gritamos, nos criticamos,
nos miramos de reojo,
nos insultamos.
Construimos fronteras
con bloques de hielo
y nos convertimos en sin papeles
exiliados de nuestra violencia.
Después llenamos las calles
pidiendo paz
para una guerra lejana.
Rechazamos la guerra,
lo escribimos en pancartas
insultando a los señores de la guerra,
criticando al vecino que no sale,
retirando la palabra al que no nos sigue,
sintiéndonos libres de culpa,
pacifistas.
Como si no hubiera barro
en nuestros zapatos.
(Cristina Carrasco)
Imagen: Desconozco al autor o autora de la fotografía.