En el crepúsculo
ráfagas de viento y lluvia
luz ardiente que se deshace
y se apaga
ya he dejado de tocar la flauta de bambú
y frente al espejo engastado con flores
ligeramente me maquillo
bajo el vestido de seda púrpura
mi fina piel de nieve
exhala un delicioso perfume
entonces,
sonriendo
susurro a mi amado:
" esta noche
tras el dosel de muselina
sentiremos el frescor de nuestro lecho".
Imagen: Kaoru Saito
" Mariposa enamorada de su flor"
Lágrimas,
arrastrando los afeites de mi rostro,
humedecen y manchan mi vestido de seda
aquella "canción del adiós"
la repito miles y miles de veces
dicen
que las largas cadenas montañosas
tienen un final
pero yo sólo oigo la lluvia fina y delicada
golpeando interminable
el pabellón solitario
desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón
he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida
nuestras copas tenían
poco o mucho vino
lo mejor
es que entregue este poema
a las ocas salvajes que atraviesan el cielo
en realidad, Donglai
no está tan lejos como otros paraísos.