las cuatro paredes
que uno se construye
para no dejar entrar
a la liberad
ni al amor
que tanto se teme.
Cómo aprisiona
esa cárcel-pecho
que tú cubriste
con tu último adiós
para que no saliera
de ese des-amor
dejándome preso
ante tanta libertad,
libre entre tanta cárcel.
Cómo aprisiona
tener todas las llaves
de ninguna puerta,
de ningún cielo,
en este infierno.
Imagen: Susan Knox
ME POSO EN TU ALMA
para no despertarla
con voz de algodón.
Te llevas todo
sin pedir nada a cambio.
Tú, profundo río.
Así de corta,
como esta estrella fugaz
(que ahora miro)
es la eternidad.
HERIDO DE AUSENCIA
busco incesante
mi sanación
en la belleza
que sólo tú albergas.
Estos y otros poemas se pueden encontrar en el poemario titulado Quizá el amor y publicado por la editorial Babilonia.