Aquel tiempo
en que andábamos medio escondidas
y con pelucas
para que nadie viera
los efectos del veneno...
Aquel tiempo
en que oía decir a mi madre y abuelas:
" le han cortado un pecho"
en un susurro, como una vergüenza,
como mirando a una muerta en vida,
a alguien que ha perdido la batalla...
Pero salimos a la calle
y gritamos: " no somos perdedoras,
ya no tengo pecho
pero mi cuerpo todavía baila
la danza de la vida"
y cambiamos la peluca por pañuelos
o dejamos al aire la cabeza de bebé
que está naciendo otra vez.
No.
No somos perdedoras. Tampoco ganadoras.
Porque ésto no es una guerra.
Es un momento.
Una enseñanza en el camino.
Podemos dejarnos la vida en ello. Sí.
Y deja que te cuente este miedo
a lo que pueda ocurrir.
Deja, por una vez, que pronuncie palabras
como enfermedad, cáncer,
miedo, incertidumbre o muerte
y deja que llore
porque la fuerza surge
cuando fluyen las lágrimas estancadas.
Y si después de todo seguimos adelante
y volvemos a ver la luz
sabremos mejor que nadie
el valor de contemplar el amanecer.
( Cris Carrasco García)
Imagen: Cinzia Bolognesi