Desde este tren de vuelta a casa el mar no se deja atrapar. Llega con forma de playa desierta de noviembre y cuando quiero fotografiarlo el tren me introduce en la oscuridad de un túnel.
Vuelve la luz y el mar se esconde tras los pinos.
Se deja ver. Parece quieto y sereno. Preparo la cámara y otro túnel me lleva a una noche sin luna tan repentina como inesperada. Cuando salgo de la noche la luz del sol me deslumbra y se multiplica en el azul del agua con pequeños destellos.
Otra vez lo intento. Otra vez resulta imposible.
Desisto.
Lo mejor es contemplar sin pretensiones.
Imagen: Fred Calleri
PUNTO INTERMEDIO
En esta cuna inmensa que es el tren, me voy adormeciendo como un feto envuelto en la placenta de su madre.
A lo lejos, las grúas de un puerto y una pequeña franja de mar. Mi casa está cerca. Atrás queda la ciudad que me abre el corazón y se queda con la llave. Delante me esperan los abrazos.
( Cris Carrasco García)