martes, 27 de marzo de 2018

Un poema del maestro Seon Weongam


En este mundo la gente tiene brazos muy, muy largos.
Con ellos empujan hacia el este, empujan hacia el oeste; sin descansar.
Los brazos del monje de la montaña son cortos, muy cortos.
En toda su vida jamás aprendió a empujar a los demás.
Los de brazos largos, desde la juventud hasta la edad del cabello blanco,
creen que los de brazos cortos son extraños.
Al más extraño de todos lo he conocido hoy.
Él vive dentro del bosque y es muy pobre.
Debido a que mis brazos son cortos, no empujo a los demás.
Y no hay razón para que otros me empujen.
¡Ah! Mis brazos deberían medir mil o diez mil pies de largo.
Así todos los seres en los cuatro mares podrían ser mis amigos.
—Maestro Seon Weongam, Corea (1205–1248)
Imagen: Tomada de Internet