Los pececitos se hacen aire
y debemos dejarlos marchar
como los recuerdos,
como los inviernos,
como las primaveras.
Los coyotes también se van
si les ponemos alas
y abrimos la ventana.
"Los coyotes no vuelan"
(me informa alguien que cree
en la fuerza de las montañas).
El mío sí
porque ya sólo creo en los volátiles
mundos de las nubes.
(Cris Carrasco García)
Imagen: Corinne Dmuynck