El sábado por la tarde, mientras caía una intensa lluvia, nos reunimos por tercera vez el Círculo de mujeres. Esta vez fue en mi casa porque ya hace frío y anochece muy pronto como para reunirnos al aire libre.
Fuimos siete y la mujer sabia de este mes nos leyó un relato muy bello que ella misma había escrito y hablaba de la luna, las mujeres y el mar.
Después, cada una pintamos una piedra de la playa y realizamos dos danzas.
Con cada reunión el grupo se va afianzando y nos sentimos más cercanas unas de otras. A ello también contribuyó que después de la reunión cenamos a cubierto, calentitas y con luz, lo que nos llevó a prolongar la conversación hasta tarde y a conocernos mucho más.
Puedo resumir esta reunión con una frase que dijo una de las hermanas y que todas corroboramos: " Nos hemos visto pocas veces pero tengo la impresión de que hace años y años que os conozco".
Al día siguiente yo viajaba en una nube pensando en la tarde del sábado y prefiero no buscar lógicas ni por qués, sólo sé que quiero a
estas mujeres bellas y fuertes, maduras y sensibles.
Casi todas hacemos algún tipo de voluntariado y nos preocupamos por l@s demás. Todas dudamos y todas amamos. Quizá sea por eso que cuando estamos juntas nuestra fuerza se intensifica y nos volvemos más creativas, más imaginativas.
Pronto será la próxima reunión y volveremos a derramar sin tapujos nuestra intuición y sensibilidad. Pronto también nos faltará una hermana, la fundadora y alma mater del grupo, que se va a descubrir nuevos mundos y desde allí nos pensará y nos enviará mensajes de paz y luz. La esperaremos y la pensaremos feliz porque al fin puede desplegar sus alas y viajar sobre las ruedas de su caravana con nombre de diosa: Maya.
Imágenes: Celine Hameury y Mayte.
Texto: Cris Carrasco
Texto: Cris Carrasco