sábado, 10 de agosto de 2019

Huracanes. Vendavales. Tifones.

Querida hermana:

Deseo que estés bien, feliz y en paz. 

Esta semana he sufrido un  huracán que comenzó amenazando gran destrucción pero parece que se ha transformado en una suave tormenta.
Esta transformación creo que no es por lo que ha ocurrido allá afuera sino por cómo he cambiado la visión de este huracán dentro de mí.

 Al principio no sabía cómo manejar la situación y pedí ayuda. Fue un acto de humildad. Recibí las manos amigas y me senté bajo un árbol.
Pensé.Recapacité. Analicé. Observé. Medité. 
Me convertí en la anciana que a fuerza de mecer una vieja idea la vuelve nueva.*

 Y cuando me levanté de debajo del árbol había comprendido y había dejado espacio para la compasión y el agradecimiento.
 He calzado los zapatos de otro ser agradeciéndole que me haya mostrado en qué punto del camino estoy.

Siento mucha gratitud hacia todas las manos amigas que me han enseñado a agarrarme fuerte para controlar el huracán y  hacia el mismo vendaval que ha volado mi sombrero pero no me ha tirado al suelo. 

¡Cuántas cosas, pueden suceder en una semana, ¿verdad?! 

¿Por qué no te preguntas tú en qué punto del camino estás? 
No te preocupes por la respuesta. Recuerda que la sabiduría es parte de ti.
Aunque quizá sea mejor que esperes a que un terremoto mueva la tierra que creíste firme. Ello te demostrará dónde te encuentras. 

Tú ya sabes todo ésto ¿verdad? Quizá te lo digo para decírmelo a mí misma. 
Como también te digo (para decírmelo a mí misma) que siempre debes abrazarte y comprenderte porque siempre mereces ser amada.No importa si te dejas llevar por los tifones o dejas que te engullan las olas del temporal . Siempre mereces ser amada.

Que esta tempestad transmutada en tormenta lleve hasta ti mi abrazo. 

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*" La anciana que mece una vieja idea hasta volverla nueva", es una metáfora que aparece en el libro de Klarissa Pinkola Estés , Mujeres que corren con lobos. 

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Francine Van Hove