Creo que ya lo sabes ¿verdad? Lo tengo decidido: de momento, y puede que en mucho tiempo, no volveré a publicar nada en esa red social ni en ninguna otra (aunque sólo publicaba en ésa).
Marcharse de los sitios... de los grupos que estrangulan, de las redes que que te atrapan como a un pez en medio del mar y sin darte cuenta, van succionando el oxígeno que respiras a fuerza de palabras duras e incomprensión. En el fondo es normal porque no nos conocemos. Pero ¿por qué vemos normal ser crueles con alguien con quien podemos hablar pero no conocemos? Al fin y al cabo, todos somos seres humanos.
Marcharte... y al cerrar la puerta tras tu espalda, sentir alivio, libertad, sosiego, serenidad, descanso.
Adiós.
Y ahora a caminar con la mochila más ligera. Que me busquen, si es que así lo desean, en este lugar que es mi remanso y mi casa pero eso sí, que dejen la espada en la puerta.
Que mi luz de libertad lleve hasta ti mi abrazo. Que un viento de este otoño desprenda todas tus hojas secas para que puedas descansar durante un tiempo y luego, dejes brotar las hojas nuevas.
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Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Barbara Zambon