En mis versos pequeños siempre hay silencio.
Quizá por eso sé que crezco
y porque hay arrugas donde hace un tiempo
todo era terso.
No me da miedo el azul de la noche
y espero el renacer del que hablan mis amigas
cuando llega la tarde de la vida.
Aprendo tanto, tanto, tanto...
de ti y de los pájaros, de las flores
y del sereno baile de las luciérnagas
que me he vuelto tú, pájaro, flor
y ser alado que busca la luz
pero ya no se engaña con resplandores vanos.
(Cris Carrasco García)
Imagen: Catrin Welz-Stein