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jueves, 22 de julio de 2021

Una vez más, el verano

 


Querida hermana:

Una vez más, el verano. 

El verano...

Los algarrobos del paseo ya están rodeados de sus frutos largos y de penetrante aroma. Digo rodeados porque los van dejando caer al suelo quizá esperando que llegue alguien y los recoja. Pero nadie lo hace. No sé si esas algarrobas servirán para hacer harina o sucedáneo de chocolate o pasará como con las naranjas de los naranjos de jardín... no lo sé. Lo cierto es que estos árboles y su aroma me recuerdan a mi infancia y los veranos en el campo. Como el jazmín, los geranios, el romero, el tomillo, los juncos, las higueras, las chumberas, la pinocha seca ...Todos se me agolpan en un mosaico de aromas unidos con el lazo del calor ardiente. 

Y todos saben. Porque cada aroma tiene su sabor. 

Te escribo descalza. Por instantes mi pelo y mi piel reciben la brisa de un ventilador que va girando. Fuera tenemos cerca de cuarenta grados y es difícil ver a alguien por la calle. A veces se ve a lo lejos algún corredor sudoroso y exhausto porque se está entrenando para una de esas carreras que hacen en el desierto ¡qué pundonor!. 

Yo prefiero estar aquí contándote de olores, sabores y nostalgias de playas. Echo de menos el mar que todavía no he ido a visitar y me consuelo con imágenes refrescantes como la que ilustra esta carta. Qué mujer tan elegante ¿verdad? No le falta un detalle. Me gusta porque parece estar fuera del tiempo y de las modas. Fred Calleri y sus detalles. 

Ya me voy. 

Que una mariposa blanca con gracioso revoloteo de alas lleve hasta ti mi abrazo. 

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Fred Calleri

lunes, 21 de junio de 2021

Volviendo

 


Querida Hermana:

Estos tiempos me han llevado lejos de ti, de la literatura, de Jane Austen, de mi diario... 

Tiempos convulsos, un tanto ácidos y grandes maestros de paciencia. 

Pero estoy volviendo. Sé que no estabas preocupada porque sabes que siempre vuelvo a ti, a la escritura, al jazmín, al té, a las buganvillas, al bosque y a tantos rincones solitarios que compartimos.

Ahora que vamos volviendo a la "normalidad" he descubierto algo: durante el confinamiento he perdido habilidades sociales que no tengo interés en recuperar. 

Y mientras tanto, ha llegado el verano y con toda su luz y sus días largos. También sus ventanas abiertas y los ruidos que entran sin piedad y cada vez me molestan más. 

Un gran hallazgo de estos tiempos fue este haiku de Issa: 

Donde hay personas, 

siempre hay moscas

y Budas también. 

Se ha convertido en mi haiku favorito, el que me equilibra y me trae a casa. 

Y ya me voy pero sabes que esta vez volveré pronto. 

Tan pronto como pueda. 

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Desconozco su autor/a

              Extraída de Pinterest

sábado, 10 de abril de 2021

Creceremos como la hierba



Querida hermana:

Hoy tocaba enviarte un poema que quizá hablara de días grises y lluvia. Los días grises y lluviosos que estamos teniendo, pero el poema se ha marchado de vacaciones y te escribo con la prosa de unos dedos helados embutidos en mitones rojos. 

Conviven dentro de mí un carrusel de emociones que a veces me dejan tan agotada que debo detenerme, tomar un té y mirar las nubes que me sonríen a través de la ventana. 

El otro día alguien me contagió su enfado y como no sabía qué hacer con él, llamé a un amigo que me dijo algo muy valioso: " No dejes que tu tendencia natural a la empatía te lleve a infectarte de las emociones perturbadoras de l@s otr@s. Cuídate". 

Y tenía razón. Pero no he sido consciente hasta ahora de que me ocurría eso. 

Ya ves, querida hermana,  vamos lidiando también con la lluvia interior que, seguro, nos hará crecer como a la hierba. 

Como regalo, las calas del patio de abajo están abiertas, blancas, frondosas, bellísimas. 

Y como regalo, te dejo este poema de San Juan de la Cruz hecho canción: La noche oscura del alma: The dark night of the soul,  cantado por Loreena Mckennitt

Para ti y para todas las noches oscuras del alma que caminan hacia el amanecer. 

¿Ves? Al final te he enviado un poema... 

Que su dulzura lleve hasta ti mi abrazo


****

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Johnny Palacios Hidalgo



viernes, 12 de marzo de 2021

Al día siguiente de la lluvia


 


Querida hermana:

La primavera se adentra en nuestras vidas y nos dice que todo sigue a pesar de todo. ¿Recuerdas que te hablé de las mimosas florecidas? Pues durante unos días las veía de un color marrón que nada tiene que ver con el amarillo precioso que acostumbran cuando florecen y creí que era porque ya estaban dando paso a las hojas verdes pero.... llovió y al día siguiente de la lluvia ¡estaban de su color amarillo precioso habitual!.

Sólo necesitaban agua. ¡Tan poco y a la vez tanto!

Si todo rodara con normalidad ahora estaríamos sumidas en las vísperas de las fiestas pero la vida de momento tiene otros planes y pienso que quizá el año que viene. El año que viene quién sabe. El año que viene suena demasiado lejos. Aunque pensándolo bien, un año es sólo darle una vuelta al sol, como decían en una película cuyo título no recuerdo. Sólo una vuelta al sol...

Y mientras tanto, sigo mirando por la ventana, paseo con Bella y contemplo cómo nace la vida aunque sea con vuelta de cordón alrededor del cuello. 

Algún día miraremos atrás y contemplaremos este tiempo como un momento histórico que vivimos para contarlo, para crecer y para aprender, aunque si lo pensamos bien ¿Qué tiempo no es histórico?¿Qué tiempo no deja huella? ¿Qué tiempo no cuenta? 

Ninguna época es una criatura muerta.

Y tú lo sabes muy bien porque estás en ese lugar donde todo se conoce y donde nos miras con ojos de maestra que sonríe al ver jugar a sus niñ@s en el patio del colegio. Tú también sabes lo difícil que resulta  ser aprendiz de nenúfar. Por eso eres paciente conmigo y te doy las gracias por ello. 

Gracias. 

Con las manos unidas a la altura del pecho, gracias.

Por leerme.

Por sonreír. 

Que la lluvia que resucitó a las mimosas lleve hasta ti mi abrazo. 

***

Autora: Cris Carrasco García

Imagen: Ninguyen Thanh Binh







miércoles, 10 de febrero de 2021

Aunque sea así siempre

 



Querida hermana:

La última vez que te escribí te imaginé paseando por la nieve que lo cubría todo ¿recuerdas? Pues ahora el sol ya brilla con alegría de primavera.

Las mimosas y los almendros tienen flor y a muchos árboles se les adivinan las gemas que dentro de muy poco tiempo se convertirán en flores. 

La vida vuelve a renacer como cada año y aunque sea así siempre, parece un milagro. El milagro de cada año.

Quizá por todo ello estos días me siento cubierta por una sábana de somnolencia y cansancio. 

Cansancio... en estos tiempos, tod@s caminamos con fatiga en la mirada. Es difícil no salir de casa, es duro no poder ver a la familia ni a l@s amig@s. Cuando me visitan estas emociones intento animarme pensando en los sufrimientos que ha tenido que soportar la humanidad a lo largo de la historia: guerras, hambrunas, epidemias... La segunda guerra mundial duró seis años y los supervivientes tuvieron que vivir esos seis años con las bombas, los nazis, el hambre, la lejanía de los seres queridos... aun así  sobrevivieron y cuando acabó todo, muchos volvieron a organizar sus vidas y siguieron viviendo. Pensar en todo esto me da fuerzas y ánimo. El ser humano tiene una fuerza interior conmovedora. 

Los sonidos que se oyen desde casa son siempre los mismos. Los árboles que veo desde la ventana son siempre los mismos. Los paseos con Bella son siempre al mismo lugar. Los días se han vestido de una monotonía parecida al día de la marmota y sin embargo, no me siento infeliz ni desgraciada ni triste. Las cosas son así y en medio de esta música rutinaria siempre encuentro historias y detalles que me alientan. 

Y tú ¿estás bien? ¡Cuánto valor ha tomado esta pregunta desde hace un tiempo! antes eran palabras vanas, cortesía, y ahora sustentan la fina línea entre la salud y la enfermedad, entre la vida y la muerte, entre el vamos tirando o el nos ha pillado el virus...

Yo sé que tú estás bien. Quizá algo triste por ver lo que está ocurriendo pero sabes que saldemos de ésta.

Y ahora me voy con mi rutina a tomar una taza de leche de avena y un trocito de torta. 

A veces la monotonía esconde tesoros. 

Que las mimosas florecidas lleven hasta ti mi abrazo.

***

Autora: Cris Carrasco García.

Imagen: Desconozco su autor/a

              Extraída de Pinterest.




martes, 12 de enero de 2021

Ya queda poco

 


Querida hermana:

¡Ha nevado tanto y está haciendo tanto frío!... A veces pienso que seres invisibles se han enfadado con los seres humanos por lo mal que nos hemos portado con la Madre Tierra y nos están enviando esta pandemia y este frío. Sí, sé que no suena muy científico pero ¿cuándo he sido yo científica?.

Me debato entre la contemplación de la belleza que la nieve y el hielo dejaron y el estremecimiento por el desastre. Me debato... y ahí estoy. 

Ayer recibimos una gran noticia. Algo que quizá ponga fin a un ciclo que ha sido muy difícil. Quiero creer que así será y que el sufrimiento llevado con dignidad pero también con momentos de gran tristeza pronto estará listo para ser sometido a examen, aprender de él y luego pasar página. Ojalá que así sea.

¿Nieva donde tú estás? Te imagino entre la belleza de una postal de navidad pero teniendo el frío controlado. Te imagino caminando segura entre el blanco como una diosa del frío que admira el prodigio de una naturaleza bella y enigmática. 

Hoy me he dado cuenta que han comenzado a alargar los días y me he alegrado. Ya queda poco para que los almendros y las mimosas tengan flor. Si deja de hacer tanto frío, en menos de quince días disfrutaremos de estas flores y del día de la marmota, tan graciosa, que no se sabe quién es más marmota si ella o esos señores decimonónicos que la sacan de su escondite. Entre todo esto, tendríamos que celebrar San Blas, ir a la feria, comprar golosinas en los puestecillos... pero no será. Tal vez el año que viene... 

Que la nieve bonita lleve hasta ti mi abrazo.

***

Autora: Cris Carrasco

Imagen: Corinne Reigner


lunes, 14 de diciembre de 2020

No me olvido de ti

 

Querida hermana:

Parece que te tengo abandonada, pero es sólo una apariencia  porque sabes que tú y yo siempre estamos cerca. 

No te he escrito porque el mundo del voluntariado ocupa gran parte de mi tiempo y es un tiempo maravilloso de dedicación y amor. Durante un mes estaré libre y pienso dedicarme a ti, a mí, a repasar lo aprendido en el camino y a leer una novela de esas que sabes que leo de vez en cuando: sencilla y dulce, sin argumentos rebuscados ni giros impredecibles.

Este diciembre está siendo suave. Parece que el tiempo ha decidido darnos una tregua ante el problema que todos y todas tenemos como una nube que nos cubre y no deja a nadie indiferente. 

No he vuelto a ver a la abubilla pero las hojas de buganvilla a veces me siguen pareciendo mariposas. Bella y yo seguimos paseando por el lugar de las encinas y  a veces miro las piedras  que hay debajo de una de ellas y recuerdo a las hermanas del círculo de mujeres. Nos vemos poco desde que llegaron las mascarillas y se prohibieron los abrazos pero hablamos bastante. Todas siguen en la brecha. Ya sabes cómo son. Nunca se cansan y siempre inventan nuevas formas de sobrevivir y de estar alegres. Por eso las admiro y sé que tú también te rindes ante ellas. Son mujeres sabias capaces de hechiza la adversidad. 

Esta navidad la pasaremos en casa. No saludaremos el precioso bosque de Italia y por ello estos días me siento un poco nostálgica. Recuerdo la noria, los árboles dormidos esperando la primavera, el frío intenso y agradable a la vez, la calidez de la casa, el tillo con cientos de esferitas de lluvia como pequeños brillantes... Este año todo ha quedado guardado en el cajón del recuerdo. Pero podemos disfrutar de una navidad diferente y si nos lo proponemos, también puede ser bonita.  

Cuando me siento un poco triste, recuerdo que hay muchas personas que han perdido a seres queridos o que los tienen en el hospital y no pueden ir a verlos.... eso sí que es una navidad triste. Que estas personas muy pronto encuentren consuelo y aceptación. Que estén bien.

Y ya me voy. 

Prometo volverte a escribir más veces durante este mes. 

Las nubes del amanecer llevarán hasta ti mi abrazo.

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Barbara Zambon


lunes, 2 de noviembre de 2020

Vestida de otoño

 



Querida hermana:

Ha llegado el otoño con su ceremonial de hojas secas aunque aquí, a orillas de un Mediterráneo que sigue engullendo seres desesperados, la temperatura es un poco de inicio del verano. 

Aún así, siento la sutil y efímera luz de noviembre. La que tanto me gusta. La que me lleva a cubrirme de otoño con la hojarasca como vestido y las castañas como alimento. 

¿Sabes? Si siempre fui un ser solitario con tendencia al aislamiento, ahora lo soy más y ¿sabes? Cada vez encuentro más fascinante sumergirme en la soledad y el silencio. 

Será esta estación que invita al adentro y serán estos tiempos de reuniones prohibidas. Ahora, con algunas amigas ya no vamos a ningún bar ni lugar cerrado. Nos calzamos zapatillas y salimos a pasear. Arriba, arriba, llegamos a lo alto de la avenida y allí nos sentamos dos enfrente de otras dos y hablamos un poco. Después bajamos y con abrazos virtuales volvemos a casa. Me parece romántico y me recuerda a cuando tenía once años y comenzaba a salir sola con amigas. 

Hay una crisis profunda en mi lugar de voluntariado y algunas personas abandonarán el barco. Otras intentaremos resistir y tirar para adelante. Quizá cuando demos el primer paso, aparezca la roca que nos ayude a cruzar el abismo... ¡tenemos tanto que aprender en tan poco tiempo!

Las últimas mañanas de caminata con Bella están siendo preciosas. Un día de la semana pasada vimos una libélula con las alas transparentes muy grandes. Era preciosa. Otro día vimos  una de las ardillas que viven en el Auditori. Estaba sentadita en el césped como esperando algo y después salió corriendo y se subió a un olivo. Pocos días después vimos una abubilla muy majestuosa con la pequeña cresta levantada como en alerta. ¡Hacía más de un año que no veíamos una! y me quedé petrificada, observándola muy quieta para no asustarla y que saliera volando. Pero de eso se encargó Bella y la abubilla salió volando mientras yo pensaba si tendré que esperar otro año largo para volver a verla. ¡Es tan curioso y tan bello el mundo de los seres alados!.

También, con el otoño, han vuelto los tés calentitos y las infusiones mientras escribo o reflexiono mirando por la ventana. Como ves, este mal de tod@s se ha llevado muchas cosas pero sigue dejando otras intactas.

Y ya me voy con mi  vestido de otoño. 

Te mando un abrazo desde casa. El mejor lugar del mundo.

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Cris Carrasco García


jueves, 24 de septiembre de 2020

Septiembre enmascarado


 

Querida hermana:

Ha cambiado el viento para anunciar el otoño. Si pienso en cómo era mi vida el año pasado por esta época, me parece que fue hace más de un eón y sin embargo, sólo fue hace doce meses.

Como sabes, seguimos con las mascarillas, con las distancias, sin abrazos, sin besos, sonriendo con tristeza en los labios y aún así la vida sigue. 

Y tod@s con ella aunque no nos demos cuenta, aunque caminemos como autómatas, aunque prefiramos no pensar en lo que fue el confinamiento ni en la incertidumbre del futuro; aún así la vida sigue y nosotr@s con ella. 

Septiembre también es tiempo de reencuentros y vueltas. Anteayer vinieron las gemelas y mañana veremos a las amigas del círculo. Todo al aire libre, quizá sentadas en las piedras bajo las encinas, nos contaremos el mirlo blanco que ha sido el verano. 

La vida sigue y l@s niñ@s han vuelto a la escuela. ¿Se suspenderá también Halloween como en América? ¿Llegará un poco de oxígeno para nuestra economía? ¡Sueño con beber un buen té azul o negro!

Caminamos y no sabemos hacia dónde. Pero caminamos y eso es lo importante. 

Te siento muy cerca.... quizá andes por aquí repartiendo esperanza... 

Un abrazo de esos que están prohibidos pero contigo no porque tú estás hecha de aire y de recuerdo.

***

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: James C. Christensen

martes, 26 de mayo de 2020

Resurgiendo


Uf, qué negativa he estado en las entradas anteriores. Me leo y me autodeprimo. Tal vez porque he estado un poco "autodeprimida" no sé si por ese estrés postraumático que dice la voz de la experiencia que tod@s vamos a pasar o ya estamos pasando. O quizá estaba así simplemente porque tocaba. 
Pero ahora quiero lanzar una voz hacia la luz y la esperanza. 
Una parte de mí ha pasado del enfado a una cierta forma de tristeza pero otra parte de mí se está abriendo a la primavera. 
Para empezar, quiero hablaros de dos series que me ponen contenta: Las chicas Gilmore, de Netflix y Mrs América, de HBO.
La primera es una comedia bastante banal con argumentos sencillos pero unos diálogos enrevesados de una comicidad impresionante. 
La segunda es seria, sesuda y no está doblada al castellano, por lo que me paso el rato leyendo pero...¡vale la pena!. 
Ahí os lo dejo por si a alguien le sirve y le ayuda a levantar el ánimo. 
Como también me ayuda a levantar el ánimo mirar las ilustraciones de algunas mujeres encantadoras que sueñan con otros mundos o se autodeclaran imperfectas con orgullo de serlo (Sara Fratini, Agustina Guerrero....)
Yo también me declaro imperfecta. Increíblemente imperfecta y loca sin arrastrar ninguna culpa por ello. Ya iremos limando aristas.
¡Ah! y para terminar una buena noticia: los hibiscos están preciosos. 
Abrazos.  


(Cris Carrasco García)

Imágenes: 

Primera: Sara Fratini.
Segunda: Agustina Guerrero.

martes, 19 de mayo de 2020

Ésto no es nuevo



Querida hermana:

En este tiempo especial me he dado cuenta de una cosa: que soy muy intolerante. Y soy intolerante sobre todo con aquellos y aquellas que se quejan continuamente. 
Con la situación que vivimos se me han revelado sin disfraz y me resulta bastante difícil comprenderlos y soportarlos.
Parece que nadie, o muy pocas personas leen historia porque nos hablan del tiempo que vivimos como si nunca hubiera habido una epidemia o una pandemia. 
Como si todo ésto fuera nuevo. Como si la enfermedad se hubiera inventado con el covid-19 y el sufrimiento se hubiera hecho patente con el coronavirus. 
Y se quejan del gobierno, de los planes clausurados o torcidos o aplazados, del trabajo, del teletrabajo, del no trabajo, de las mascarillas, de los hospitales, de los científicos, de este tiempo "que nos ha tocado vivir" lamentándose de dónde estaríamos ahora si no.. soñando con lo que podríamos estar haciendo si... Y ahí están, instalados en lo negativo, en la queja, en el no hacer nada salvo romperle la cabeza a la que los lee, les escucha o los sufre.
Y yo me pregunto si estas personas no habrán tenido abuelos y abuelas que les habrán hablado de la guerra, del tifus, de la mal llamada gripe española... también me pregunto si en su vida habrán visto o leído alguna película o novela histórica donde siempre aparecen historias directas o colaterales derivadas de epidemias. 
Creo que el problema no es el tiempo en que vivimos. El problema es el egocentrismo y el ensimismamiento. 
Cuando el sufrimiento nos llega parece que es el fin del mundo pero ¿pensamos alguna vez en el sufrimiento de los que estuvieron o de los que están lejos?
Y después, para consolarse, para evadirse de este tiempo que ellos juzgan injusto y cruel porque no alcanzan a ver que es un tiempo más, una etapa más, un puerto de montaña donde hay que levantarse del sillín para pedalear aunque te duelan las piernas . Como todos los puertos de montaña que nos da la vida. Como todas las olas que tenemos que surfear. Pues como te decía, para evadirse, llenan las terrazas en manadas sin distancia de seguridad y caminan por la vida sin mascarilla y salen fuera de su franja horaria y llenan el asfalto con guantes y mascarillas usados y... llena tú los puntos suspensivos.
Pero eso sí, quejándose. Siempre quejándose.

Que los mirlos que ahora oigo cantar lleven hasta ti mi abrazo.

********

Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Desconozco autor/a.
              Gentileza de ShiroDani.

sábado, 9 de mayo de 2020

Enfadada



Querida hermana:

Estoy contenta de que no estés aquí para vivirlo y en la tierra pura donde seguro estás, puedas vagar en libertad volando con el viento. 
El confinamiento lo llevé muy bien. Para mí fue un retiro espiritual donde me creé un refugio; pero la desescalada... se me ha presentado con toda su crudeza en forma de furia. 
No estoy enfadad con la vida. Ni con el virus. Ni con el samsara, que, a fin de cuentas, es samsara. 
Estoy enfadada con la ignorancia. Con la irresponsabilidad. Con el egocentrismo. 
El mundo se ha vuelto una senda angosta repleta de mascarillas y guantes tirados por el suelo. 
Estoy furiosa como no recordaba estarlo desde hace mucho tiempo. 
Quizá sean las hormonas o el futuro incierto, o el confrontamiento cara a cara con la necedad.
Soy presa de una llama que me arde y me invita al grito y a las lágrimas. 
Necesito retirarme entre un paréntesis donde un mundo bello y delicado me susurre que no todo está perdido. 
No vivo ni he vivido en la ilusión de creer que esta pandemia dará lugar a un mundo mejor. Cuando todo ésto acabe, habrá quien será mejor, quien no habrá aprendido nada o quien será más miedoso, egoísta o avaricioso porque no partimos todos de una igualdad en el nivel espiritual, así que cada uno, cada una, sacará de este túnel lo que esté preparado o preparada para aprender. 
A lo largo de la historia ha habido innumerables epidemias, pandemias y catástrofes y ninguna de ellas transformó el mundo en un paraíso . 
Por cierto, el otro día supe que Mary Shelley escribió Frankestein cuando estaba confinada. Para que veas que ésto no es nada nuevo. 
Y ya me voy con mi mal humor, reflexiones y cuestiones. Me he dado permiso para vagabundear y pensar que quiero relajarme y tomarme un respiro en algunas cosas. 
Necesito la libertad de no tener que mirar cara a cara a la idiotez.
Se despide alguien a quien todavía le falta mucho camino para la iluminación.

Que la fase cero del desconfinamiento (porque no hemos pasado a la uno) lleve hasta ti este abrazo que sólo contagia amor.

**********

Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Francine Van Hove


jueves, 2 de abril de 2020

Hace ochenta y un años



Hace ochenta y un años
tal día como ayer
terminó la guerra.
Hoy, inmersa en esta marejada,
me vienen a la mente relatos del abuelo.
Todas las guerras son maremotos, 
todos los mares vuelven a la calma.

(Cris Carrasco García)

Imagen: Desconozco su autora/or
              Gentileza de Shiro Dani

viernes, 27 de marzo de 2020

Uf, la peste...



Querida hermana:

Creíamos que estábamos a salvo porque nos creíamos ricos y teníamos antibióticos. Creíamos que esas cosas eran de tiempos pasados o de países pobres. 

Y de repente, llega. 

Y aquellas epidemias de peste que leíamos en las novelas de la edad media o epidemias de tifus y gripes españolas que nos contaban nuestros abuelos y abuelas... uf, la peste eso tan antiguo... va y nos llega.

Y en un principio nos negamos ¿cómo va a ser eso? Noooo, aquí no va a llegar... Pero ha llegado. Y nos ha pillado desprevenidos porque nos creíamos ricos y teníamos vacunas y antibióticos...  Y no nos valen las vacunas y los antibióticos. No nos valen.

Así que todos en casa viendo desde las ventanas el vuelo de las gaviotas, la llegada de los jabalíes a las ciudades y los cisnes a los canales de Venezia.

Tenemos miedo. Lo que decíamos que era una simple gripe ahora nos da miedo. Y nos da miedo el desfile de coches fúnebres porque vivimos de espaldas a la muerte. Porque vivimos de espaldas a la enfermedad. Porque nos hemos creído ricos y a salvo. Porque hemos creído desde hace demasiado tiempo que dominábamos la vida.

Y ahora la vida sale a nuestro encuentro y demuestra quién es la dueña y señora. 

Y en la vida hay enfermedad y muerte. Dolor y miedo. 
Y cantos de pájaros que vuelan libres. Y niños que pintan arco iris donde escriben : "Todo va a salir bien" y los cuelgan en las ventanas. Y vecinos que por primer vez en su vida se saludan y se preguntan ¿cómo estás?

La vida no nos pertenece. Nosotros y nosotras pertenecemos a la vida. 

Que los gorriones libres lleven hasta ti mi abrazo.

***
Texto: Cris Carrasco
Imagen: Cris Carrasco


viernes, 28 de febrero de 2020

Se ha ido

Querida hermana:

¿Está ya nuestra pequeña contigo? ¿Has venido para guiarla? Por favor, envíame una señal para que me quede tranquila. 
Sí, se fue ayer nuestra niña. 
¡Cuánto puede llenar un ser de tan sólo dos kilos! dos kilos pueden llenar millones de corazones.
Sólo dos kilos...
Sabemos que está serena y aunque estamos tristes, agradecemos haberla podido tener con nosotros estos once años. Ojalá hubieran sido más porque en el mundo del amor cuando debemos despedirnos el tiempo siempre se nos hace corto pero el amor llega más allá de la muerte. El amor permea todos los mundos y va siempre más allá de todo. Por eso la seguiremos queriendo mucho.

Echamos de menos sus andares pizpiretos por el pasillo cuando venía a recibirnos, su insistencia en que le tiráramos su juguete para ella ir corriendo a recogerlo. Ahora tenemos un hueco donde antes estaban su pelo rubio y sus ojitos redondos.
El lunes, ya tan malita, ya muy débil, estuvimos acariciándola y demostrándole nuestro amor y ella, tan malita, tan débil, aún hizo un esfuerzo para darme "besitos" en los dedos. 
Mientras te escribo, un río de lágrimas baña mis mejillas pero estoy bien. Estamos bien, no te preocupes. Sabes lo que es llorar por la muerte y que después del llanto llegan la esperanza y el recuerdo. 
Dicen que cuando pasamos al bardo vienen para guiarnos aquellos seres queridos que nos precedieron, incluso nuestra familia peluda de cuatro patas. Si ésto es verdad, ella seguro que vendrá a recogernos con su alegría y un juguete en la boca. 
Hasta entonces, cuídala tú de cerca, que nosotros la cuidaremos desde aquí. 

Que mis lágrimas lleven hasta ti y hasta ella, un gran abrazo. 

***
Texto: Cris Carrasco
Imagen: Barbara Zambon


viernes, 7 de febrero de 2020

Otra vez




Querida hermana:


Casi siempre te escribo contándote el pasado pero hoy te voy a escribir sobre un futuro no muy lejano. 

Aunque dicen que debemos vivir el presente, en esta tarde de viernes que he reservado para mí tomándome un descanso de tantas pequeñas tareas cotidianas, quiero contarte que el lunes nos vamos a reunir otra vez las chicas del Círculo de Mujeres.... ¡Síííííííí! No es que no nos hayamos reunido desde hace mucho tiempo, aunque no te lo haya contado, sabes que no nos dejamos de ver al menos una tarde al mes. 

Siempre, días antes de encontrarnos, me siento emocionada y deseando que llegue el momento. ¡Es tan bello estar con mujeres que comprenden, que sienten, que abren su corazón, que lloran, que ríen, que miran, que reflexionan, que se preguntan, que no entienden tantas cosas del mundo y lo expresan! ¡Es tan bello compartir, hablar, sentir!

Podías formar tú un círculo allá donde estés... o quizá ya lo has formado y no me lo cuentas porque tienes miedo de que me quiera ir contigo... No sería nada extraño. 
Cuando estoy con ellas me doy cuenta de lo poco que sé y de todo lo que me queda por aprender, de lo cargada que llevo la mochila o de cuánto la he aligerado, de lo serena que me siento o de que todavía sigue viva en mí la antisistema (¡con la mala prensa que tiene esta palabra y lo que me gusta!) que una vez elegí ser y que después ahogué para  más tarde rescatarla y llevarla dentro caminando conmigo de una forma tan sutil que muchas veces creo que no está pero en los momentos más insólitos aparece. La mujer estudiosa e investigadora se manifiesta también y con estas mujeres he aprendido que convive conmigo de la misma manera que la otra. ¿Cómo se puede ser antisistema y estudiosa al mismo tiempo?¡Ah, querida hermana! es un bello misterio que no tiene por qué ser contradictorio.

Sobre todo he aprendido a aceptar los puntos opuestos que me forman, conforman y, ¿por qué no? Embellecen. 

Ahora debo irme. 

No tengo mucho que hacer porque ya te he dicho que esta tarde me pertenece pero sé que debo irme para seguir explorando otros pequeños mundos que a veces, sin quererlo, dejo abandonados por los rincones.

Que la fuerza de nuestro Círculo de Mujeres lleve hasta ti mi abrazo y el abrazo de todas. 

******
Texto: Cris Carrasco García

Imágenes: May




sábado, 21 de diciembre de 2019

Naturaleza mágica



Querida hermana:

Este es mi árbol favorito en invierno. Es un tiglio (no sé su traducción en castellano) y cuando llueve, las gotitas de agua que se quedan en las ramas forman esferitas de luz. Es precioso. Parece un árbol adornado para la navidad pero de forma natural. 

El tiglio está enfrente de la ventana de la cocina y muchas tardes, como la de ayer y la de hoy, me siento y observo cómo la lluvia deja sus gotitas en las ramas del árbol y cómo la luz las hace brillar. 
A veces, cuando no llueve mucho, salgo por la puerta de la cocina y pongo mi mano debajo del tiglio. Entonces las gotas caen sobre ella y aspiro la belleza de la lluvia y el aroma de la naturaleza. 

Que las esferitas de agua y luz lleven hasta ti mi abrazo. 
******

Texto: Cris Carrasco García
Imágenes: Barbara Zambon

sábado, 30 de noviembre de 2019

Marcharte

Querida hermana:

Creo que ya lo sabes ¿verdad? Lo tengo decidido: de momento, y puede que en mucho tiempo, no volveré a publicar nada en esa red social ni en ninguna otra (aunque sólo publicaba en ésa).

Marcharse de los sitios... de los grupos que estrangulan, de las redes que que te atrapan como a un pez en medio del mar y sin darte cuenta, van succionando el oxígeno que respiras a fuerza de palabras duras e incomprensión. En el fondo es normal porque no nos conocemos. Pero ¿por qué vemos normal ser crueles con alguien con quien podemos hablar pero no conocemos? Al fin y al cabo, todos somos seres humanos.

Marcharte... y al cerrar la puerta tras tu espalda, sentir alivio, libertad, sosiego, serenidad, descanso. 

Estos días me han acusado de cobarde, de autocondenarme al silencio por las palabras hirientes de algún ser víctima de su propia ignorancia, de dejar que "ganen ellos". Pero esos discursos no van conmigo. No me siento cobarde porque a veces es mejor retirarse a tiempo para estar en paz. Tampoco siento que me autocondene al silencio porque el silencio para mí es un compañero y no un castigo y porque sé que puedo alzar mi voz donde y cuando lo desee. Tampoco sé quiénes son "ellos" porque no me siento de ningún bando. 

Adiós.

Y ahora a caminar con la mochila más ligera. Que me busquen, si es que así lo desean, en este lugar que es mi remanso y mi casa pero eso sí, que dejen la espada en la puerta. 

Que mi luz de libertad lleve hasta ti mi abrazo.  Que un viento de este otoño desprenda todas tus hojas secas para que puedas descansar durante un tiempo y luego, dejes brotar las hojas nuevas. 

*****
Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Barbara Zambon

sábado, 2 de noviembre de 2019

Sin dar explicaciones

Querida hermana:

Sopla viento de poniente como si fuera junio y alborota el cabello y quizá también las ideas. 
Anteayer me fui de un lugar virtual. Era un grupo donde personas con alta sensibilidad se supone que hablan y comparten pero... me di cuenta, por una conversación anodina, que allí también florece el patriarcado. 
Un chica preguntó si le ocurría a personas del grupo que a veces al ir por la calle y mirar a alguien o cuando alguien les miraba, sentían una conexión repentina con esa persona con la que se cruzaban, y un hombre respondió que a ella la miraban porque estaba de muy buen ver... y admitió que su comentario era machista pero aún así siguió ahondando en ello y diciendo que sabía apreciar el atractivo de la chica aunque no fuera su tipo. Mientras decía ésto, otro hombre hacía  chistes al respecto y lo que es peor, nadie, ni siquiera las administradoras, tomaron cartas en el asunto. 

¡Me sentí tan mal como mujer...!
Hace unas semanas, en ese mismo grupo, alguien puso un comentario muy dulce y respetuoso sobre la muerte y las administradoras lo censuraron alegando que algunas personas se habían sentido heridas en su sensibilidad por hablar de la muerte, ¿y por qué al parecer sólo yo me sentí herida con los comentarios machistas de ese hombre? ¿Duele la muerte y no duele la falocracia?
¡Sentí que estaba en un grupo disfrazado  de personas delicadas que no advierten las  manifestaciones soeces y burdas de machismo que otros miembros del grupo hacen!
Busqué si había alguna forma de hablar con las administradoras en privado pero no la encontré, así que me fui de allí sin dar explicaciones. A la francesa.
Sentí mucho alivio. ¡volvía a ser sensiblemente libre!


Que este viento de  poniente y libertad lleve hasta ti mi abrazo.

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Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Françoise de Felice

miércoles, 16 de octubre de 2019

Luces y sombras



Querida hermana:

Espero que estés bien, feliz y en paz.

Este, como sucede en los últimos tiempos, es un otoño que se empeña en ser verano. Pero un día, no dentro de mucho, dejará a un lado su disfraz de sol perpetuo y nos mostrará su cara de hojas color ocre. Sólo tenemos que esperar un poco. 
Quiero estar un poquito más contigo y con todos los seres imaginarios o no que pueblan mi mundo de letras y escritos y por ello he solicitado un respiro en una parte del voluntariado. 
Os echo de menos. A ti y a la poesía. A la prosa. Al vuelo libre de la imaginación y a los sueños. Os debo fracciones de mi tiempo y deseo pagaros mi deuda. 
Sé que sonríes mientras lees ésto y me alegro de que te sientas feliz. 

Ayer vino Queralt ¿La recuerdas? La que cuando íbamos al campo recogía hierbas para, según ella, hacer pócimas... está creciendo deprisa y ya no sé si sigue recogiendo hierbas para sus pócimas pero sigue siendo un ser muy sensible que desprende una luz luminosa. 

Fue bonito que viniera ayer porque alegró la tristeza que siento por lo que está ocurriendo en lugares donde se han tomado las calles y las carreteras y todo se está tiñendo con el humo negro de las cargas y de las barricadas. 

En una misma tarde, tuve la alegría de la luz y la tristeza que produce contemplar los desastres del odio. ¿Por qué odiamos con tanta facilidad? ¿Por qué no miramos lo que nos une y olvidamos lo que nos diferencia?
Pienso que antes o después tendrán todos que sentarse a hablar y espero que para entonces el odio no haya cometido daños que ya nunca se puedan reparar.

Con este deseo me despido de ti hasta muy pronto.

Que el humo blanco de mi esperanza lleve hasta ti mi abrazo. 

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Texto: Cris Carrasco García

Imagen: Mary Jane Ansell