lunes, 20 de octubre de 2025

Eso de lo que quería hablaros... y mira lo que me ha pasado...

 


La ilustración que he puesto hoy es de mi admirada Agustina Guerrero y en ella se representa a sí misma dibujando, pero cuando, después de una tarde de echar humo, he buscado alguna ilustración para acompañar la entrada, he pensado que me representaba. 
Porque hoy, queridas amigas, quería hablaros de una frasecita que odio a más no poder y también odio a más no poder el concepto que la encierra: salir de la zona de confort. 
Como si la vida en sí no se encargara cada cierto tiempo, casi siempre breve, de sacarnos de esa zona cómoda y decirnos cual Jesús a Lázaro: "Levántate y anda". Pues no, por lo visto para los coach (algún día hablaré también de ellos y ellas y elles) y para gran parte de la psicología moderna, hay que estar siempre pensando cómo salir de nuestro nidito comodón. 
Pues señoras y señores, yo me quedo en mi zona de confort y aquí la única que tiene derecho a sacarme es la vida porque no hay otra y está hecha así. 
Y hoy venía con la idea de ponerme contundente con el tema y maldecir en arameo contra las psicologías anticonfortianas y coach repetidores como papagallos de conceptos que de tan manidos ya parecen vacíos. 
Pero la vida me ha sacado de la zona de confort, mira tú por dónde. 
Y lo ha hecho de la manera más sutil: después de comer, como cada lunes, he abierto mi ordenador  dispuesta a comenzar a escribiros cuando por mi mente ha pasado una idea que me ha hecho ir a la configuración de mi blog para intentar añadir un plugin , pero antes he tenido que mirar cómo se pone el puñetero plugin y después de varios intentos no he podido. 
Todo hubiera quedado en una anécdota pero como he manipulado configuraciones y vete tú a saber qué más, ha resultado que Lunas Violeta, cuando me he querido dar cuenta había perdido toda su identidad. No tenía ni el tipo de letra, ni los colores, ni nada de nada ¡Oh, susto!
Así que me ha tocado volver a configurar el blog con sus colores más o menos habituales y toda su parafernalia. 
Si alguna milenial me está leyendo pensará que no es para tanto... ¡claro, porque tú eres milenial!  pero es que yo soy X, generación X y encima del team informáticamente torpes, por lo que el asuntillo me ha llevado toda la tarde. 
Así que la próxima que me diga que hay que salir de la zona de confort la que va a tener que salir pero corriendo es ella. 
Otro día os hablo más extenso sobre ésto porque ahora mismo estoy que echo humo.

Seguimos con el blog de los lunes, amigas. 

***
Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Agustina Guerrero

lunes, 13 de octubre de 2025

Reflexiones después de un poema

 


El otro día escribí un poema después de mucho tiempo sin escribir poesía y sentí que volvía a casa. 

La pesía para mí es el terreno conocido, el hogar donde sabes encontrar la caja de galletas, los platos hondos y el alargador que necesitas para enchufar el cargador del móvil y seguir teniéndolo junto a ti porque no es que esperes una llamada muy importante, no, es que no sabes si tu mente de repente se preguntará si un ciempiés se rompe una pata anda cojo o no, y claro, necesitas que san Google te saque de esa duda existencial que de repente te ha surgido mientras se está cargando el móvil. 

Bueno, que me pierdo....

En definitiva: escribí un poemita pequeño pero que me gusta. Y volví al terreno conocido, que también me gusta porque eso de salir de la zona de confort (uf, qué ganas de vomitar cada vez que oigo la frasecita) no va conmigo. Yo, como tantos otros seres, me he pasado la vida fuera de mi zona de confort y ahora que estoy en ella de aquí no me sacan ni con agua caliente. 

La poesía es eso para mí. Pero zona de confort no es publicar. Ni los grupos de poetas. Eso no. Eso está fuera del equilibrio. 

Después del poema escribí en mi diario que me sentía bien y que quizá vuelva a ser poetisa si es que alguna vez dejé de serlo  y que me acababa de venir una idea a la mente. 

La idea en cuestión es que una vez que un poema está cerrado y corregido, lo escribo a mano en mi diario y ahora voy a tener también un cuaderno solo para mi poesía, igual que tengo otro para los haikus. 

El cuaderno en sí fue un regalo de hace muchos años y no he sabido nunca en qué emplearlo pero ahora ha encontrado su sitio. Me pasa siempre con todos los cuadernos que me regalan: algunos llegan a estar años en el estante hasta que les encuentro una utilidad. Lo bueno es que antes o después siempre acabo encontrando la razón por la que llegaron a mí. 

Y como habréis deducido, el cuaderno es el de la fotografía  de arriba ¿a que es bonito?

Para terminar os dejo aquí el poema causante de tantas reflexiones:


La gaviota
bajo la lluvia de otoño,
planea, juega,
mientras yo maldigo los charcos
y la humedad del aire.
Yo soy
la que no planea con el viento,
la que no juega,
la que debe aprender de la gaviota
porque no sabe. 


Seguimos con el blog de los lunes, amigas. 

***

Texto y poema: Cris Carrasco García

Imagen: Cris Carrasco García

lunes, 6 de octubre de 2025

Tres poemas de la poetisa palestina Fadwa Tuqan (1917-2003)

 


En las olas

Las caras se desvanecieron en torno nuestro

y todo desapareció

menos el brillo azul 

de tus ojos y la llamada

en aquel brillante azul

donde mi corazón

navegó cual barco guiado por las olas. 


Las olas nos condujeron 

a un mar sin playas,

sin límites

y sin resistencia

a que las olas contaran

la eterna historia de la vida

resumida

en una mirada.

Y la tierra se inundó 

con el impulso de la marea, el viento y la lluvia.


Aquella noche

mi jardín se despertó

y los dedos del viento

arrancaron su cercado.

En mi jardín, la hierba,

las flores y los frutos estremecieron

con la danza del viento y la lluvia.

Todo se desvaneció 

aquella noche 

menos el brillo azul de tus ojos

y la llamada

en el brillante azul

donde mi corazón navegó

cual barco guiado por las olas. 

***

Solo quiero estar en su seno

Solo quiero estar en mi tierra,

que me entierren en ella,

fundirme y desvanecerme en su fertilidad

para resucitar siendo hierba en mi tierra.

Resucitar siendo flor

que deshoje un niño crecido

en mi país.

Solo quiero estar en el seno de mi patria

siendo tierra

hierba

o flor. 

***

Amo la vida

porque tengo derecho a vivirla.

Amo la tierra porque en ella

está enterrado mi hermano.

Amo el cielo porque en él

todavía vuelan los sueños. 

***

Poemas seleccionados de: 

www.poesiaarabe.com

@mujerespoetasinternacional

Traducción del árabe: María Luisa Prieto

Imagen: extraída de la página www.poesiaarabe.com

lunes, 29 de septiembre de 2025

Película, fotografía de un cielo de septiembre y documental

 


Hace unos días vi la comedia argentina Culpa Cero y me encantó su frescura, su sentido del humor y el mensaje que, dentro de la comicidad, encierra. 

La película cuenta la historia de una escritora muy famosa de libros de autoayuda que en realidad no ha escrito ninguno de los libros que se atribuye como propios sino que la autora es su secretaria... a partir de ahí se suceden un cúmulo de situaciones y planteamientos éticos que quizá hasta pueden llegar a incomodar a l@s espectador@s. 

La protagonista, Valeria Bertuccelli, hace un papel fantástico interpretando a una mujer de dudosa moral y a su lado, siempre, como una sombra, Cecilia Roth en la interpretación de una abogada incompetente hasta decir basta.

Por otro lado, en Instagram sigo el reto fotográfico de Locos del Clic en el que cada mes fotografiamos cielos que nos llamen la atención y al final de mes publicamos uno de ellos. Aprovecho que estamos a final del mes de septiembre para publicar también por aquí mi cielo elegido de septiembre: 


Espero que os guste. 

Y en último lugar, pero no por ello menos importante sino porque es el último de los acontecimientos vividos, quiero recomendar una película-documental que vi ayer en el auditorio de mi localidad y que me emocionó, sobrecogió e incluso provocó que se me saltaran las lágrimas: Las cartas perdidas

La guionista y directora es Amparo Climent y en ella, las actrices Ana Belén, Alba Flores, Marisa Paredes, Natalia Huarte, Ana Labordeta, Nora Navas, Julieta Serrano, Rosana Pastor, Luisa Gavosa, Tina Sainz, María Isasi, Ana Gracia, Karmele Aranburu, África de la Cruz, Chupi Llorente, Teresa del Olmo, Gloria Vega y Resu Morales, dan voz a cartas que mujeres republicanas escribieron durante la guerra civil y la dictadura desde la cárcel, el exilio y las represalias, el odio y la represión. 

En la proyección de ayer estaba la directora, Amparo Climent, quien hizo una breve presentación antes de comenzar y al finalizar estuvo respondiendo  a diversas preguntas que el público le formuló. 

Si tenéis ocasión de asitir a alguna de estas sesiones, os la recomiendo porque es una lección de historia desde un punto de vista que pocas veces se ha tenido en cuenta: el de las mujeres que sufrieron doble represión por ser mujeres y por ser republicanas. Y también se aprende sobre cómo funciona el cine por dentro. 

La película es del 2021 y os dejo aquí el enlace del trailer:  


Seguimos con el blog de los lunes, amigas. 

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Imágenes: 

1. Fotograma de la película Culpa Cero extraído de Internet.
2. Cris Carrasco García