Me pregunto si cuando comienza septiembre la mayoría de la gente se ilusionará con lo que llamo "fiestas del otoño".
Quiero decir que con cada septiembre pienso que ya están cerca el puente del nueve de octubre, halloween y el puente del ocho de diciembre y me pongo contenta y una vocecilla interior dice ¡qué fiestas tan agradables! porque me invade el aroma del otoño, las castañas asadas, el fresco que no llega a ser frío, los mercados medievales que se hacen aquí en el pueblo...
Pero resulta que si lo pienso bien, no participo en ninguna de ellas.
Hace unos años iba a los mercados medievales y rara vez compraba algo. Ahora ni eso. Han dejado de gustarme porque me resultan repetitivos y han perdido la esencia que tenían cuando se crearon.
En el puente del nueve de octubre aquí es tradición que se vendan bandejitas de frutas hechas de mazapán envueltas en un pañuelo para el cuello y muy pocas veces compro los mazapanes. A veces alguno de mis cuñados le regala a mi madre la típica bandejita y cuando voy a comer me las saca (por qué mis cuñados le regalan a su suegra, mi madre, los mazapanes y no a mis hermanas, que son sus parejas, es algo que siempe me he preguntado en voz baja pero nunca lo he hecho en voz alta. ¿Será para hacerle la pelota a la suegra?...)
En cuanto a halloween, pues aquí en España es básicamente una fiesta infantil y hace años venían los niños de la calle y nos pedían golosinas, pero ahora aquellos niños ya han crecido y los de ahora no llegan hasta casa.
El puente del ocho de diciembre, que nunca sé si llamar de la constitución o de la Inmaculada, adquiere dimensiones de vísperas de navidad y no está mal. En un tiempo se aprovechaba para sacar el árbol y decorar las casas, pero desde que los centros comerciales decidieron que la navidad comienza casi en septiembre, parece que cuando llegan esas fechas lo único que quiere una es que pasen.
Y sin embargo, cuando termina agosto, pienso en los mercados medievales, las figuritas de mazapán, la decoración de navidad, el fresco que aún no es frío y me siento bien. Quizá porque de un tiempo a esta parte he romantizado el otoño.
Quizá porque se acaba la vuelta ciclista a España pero comienza OT.
O quizá porque vuelven las reuniones culturetas con las amigas donde no hablamos ni de la vuelta ciclista ni de OT pero molan mucho.
O quizá porque cada otoño me vuelvo un año más sabia.
Comenzamos el blog de los lunes, amigas.
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Texto: Cris Carrasco García
Imagen: Cris Carrasco García