miércoles, 5 de marzo de 2008

YO VOTARÉ

En un lugar maravilloso llamado Planeta Tierra, donde había toda la riqueza que se pudiera soñar, había dos tipos de seres humanos: los hombres y las mujeres. Los hombres, cada cuatro años votaban y elegían a sus gobernantes en su nombre y en el de las mujeres, porque ellas no podían. Y no podían porque ellos creían, y les habían hecho creer a ellas también que eran incapaces de tener ideas políticas.
Pero unas cuantas mujeres, hartas de qaue decidieran por ellas, salieron un día a la calle y dijeron que querían votar. Las llamaron sufragistas. Y tontas. Y locas. Y putas.
Pero ellas no se echaron atrás, siguieron manifestándose, haciendo huelgas de hambre, susurrando allá donde las dejaban y gritando allá donde las querían callar, que tenían el mismo derecho que los hombres de elegir a sus gobernantes.
Por fin, después de una larga lucha, consiguieron el voto. Y algunas de las que habían gritado en las calles pudieron elegir su destino. Otras muchas se quedaron en el camino pero siempre hay alguien que no las olvida.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero todavía hoy, en muchos lugares de este precioso planeta llamado Tierra a las mujeres se les niega el voto. Bien porque se las sigue creyendo incapaces de decidir, bien porque viven en lugares donde alguien se ha erigido el único representante de todos sus conciudadanos, bien porque viven bajo el rótulo de inmigrante, y ello les otorga la obligación de pagar impuestos, pero no les da el derecho al voto.
Creo que mi deuda para con todas ellas es grande. Y sólo se me ocurre saldar un poco de esta deuda yendo el domingo a votar. Aunque crea que la política es algo manipulado y turbio. Porque ellas quisieron hacerlos y no pudieron. Porque muchas querrían hacerlo y no pueden, creo que yo debo ir a votar. Porque el esfuerzo de unas valió la pena y porque la esperanza de otras bien vale mi voto.