( Imagen extraída del blog mundilina.blogspot.com)
Hace muchos años, cuando mi vida estaba muy lejos de la filosofía oriental y sólo me preocupaba de la filosofía occidental como asignatura en la facultad, un profesor me contó un "cuento chino", que con el paso de los años puedo decir que no es un cuento chino, sino japonés, muy unido al budismo zen.
En esta historia, un joven va en busca del mejor arquero del mundo para batirse con él y tomar su lugar. Después de mil encuentros y peripecias ( ya conocemos la extraordinaria capacidad de fabulación de l@s orientales), llega al lugar donde está el mejor arquero del mundo y entonces el muchacho le dice que quiere batirse con él, a lo que el hombre le responde:
- No puedo competir contigo porque no tengo arco.
Estos días recuerdo esta enseñanza y me la aplico a mí misma. Estoy a punto de finalizar una travesía que ha sido agridulce para mí pero de la que, creo , he aprendido mucho.
De estos recuerdos, de este cuento y del aprendizaje que he recibido estos últimos meses, ha nacido el último microrrelato del curso que estoy haciendo. Espero que lo disfrutéis.
ZEN
Cuando era joven, quiso batirse con el mejor arquero del mundo y recibió una lección que sólo entendió con los años. Ahora que la juventud es recuerdo, se ha sentado frente al espejo, ha visto pasar los celos, las envidias, las luchas internas, las competiciones.... Y les ha transmitido, uno a uno, aquella enseñanza:
-No me batiré con vosotros. No tengo arco.