lunes, 19 de noviembre de 2012

ESOS ANCIANOS



Cuando en la tribu había algún problema él siempre estaba ahí. Con su pelo blanco y su boca desdentada, ofreciendo palabras y consejos aprendidos en el tiempo. Y ella también estaba ahí, con su pelo recogido y su piel rizada. Era los ancianos de la tribu. Los sabios.
Pero pasó el tiempo y el mundo comenzó a sufrir amnesia. Apartó a aquellos ancianos de gesto lento porque en el tiempo de la prisa la lentitud era un defecto y en el tiempo de la estética la piel rizada era un espejo donde daba miedo mirarse.
Aquellos jóvenes que se creían grandes pensadores y soñaban con la riqueza, comenzaron a desperdiciar toda el agua que tenían y los ancianos sabios se sentaron un día en la puerta y dijeron: " si siguen a este paso, morirán de sed". Casualmente, quedaron grabados tras los párpados de una cámara.
El agua se agotó y llegó el tiempo de morir de sed.
Entonces, la radio, la televisión, internet y todos esos medios modernos, dijeron que aquellos ancianos eran adivinos. Nadie recordó que en el comienzo de los tiempos todo el mundo pedía consejo a los más viejos de la tribu. Los sabios.