miércoles, 1 de mayo de 2013

MENOS ES MÁS



Escribió un poema de los suyos. Y un poema "de los suyos" era un escrito con cientos, miles de letras y millones de versos que ocupaban cientos de folios.
Una tarde húmeda, a la intemperie y con el frío quebrando los huesos, lo leyó a sus amigos. Demostraron ser sus amigos porque resistieron callados, disimulando los bostezos y los movimientos seguidos y rápidos para resistir el frío. Aguantaron también las redundancias, el lenguaje que pasaba del barroco al rococó para desembocar en un bombardeo de palabras tan difíciles como ininteligibles. Cuando terminó aplaudieron y en silencio, los creyentes, dieron gracias a Dios.
Otro de sus amigos, la noche anterior había escrito sólo un verso de niño de colegio, de principiante. La inspiración lo había abandonado en ese momento. O eso creía él, porque cuando lo leyó, a todos, sin excepción, la piel se les erizó.

(Cristina Carrasco)
Imagen: Barbara Zambon