miércoles, 10 de mayo de 2017

Tres poemas de Martina Brisac

Como alondra sobre un mar de centeno,
perdida, en un valle de espigas infinito.
Me pregunto si has danzado alguna vez,
entre el tumulto silencioso de sus tallos,
o alguna vez fuiste otra cosa diferente a ti,
algo parecido al niño que cabalga la hierba
o el remoto azul con alma de pájaro.
Dime ¿era eso libertad, o es el precio de crear
lo que hace inabarcable el mundo?

Imagen: Michelle Murray

Páralo todo
y deja que me quede en esta luz.
Allá la noche lamiendo faros,
disturbios, tempestades,
pero aquí, cálido tu vientre,
me dice ven,
levanta una sonrisa azul
bajo tu falda,
páralo todo,
y quédate conmigo,
en este regazo de luz
incandescente.


Imagen: Anastasia Buzuneeva



Quién diría que así dormidos,
enlazados apenas por los brazos,
hemos sido capaces de sostener el mundo.
Quién diría que el amor es frágil,
que somos la causa perdida,
el arma más pequeña,
el discurso más monótono.

Qué ocurriría si el amor
desertara de todos los poemas,
qué sería del cielo sin aves,
y de las ramas desnudas,
y de esa leve luz
que vierten sobre el mundo
los cuerpos fundidos de los amantes. 

domingo, 7 de mayo de 2017

Haiku o como quieras llamarlo

Imagen: Francine Van Hove

Tan cansada
que el límite de mi cuerpo
pierde su horizonte. 

( Cris Carrasco García)

martes, 2 de mayo de 2017

Mujer.

Mujer.
Y a veces, bajo la lluvia,
me abro como una corola
y me convierto
en un pétalo de flor anónima de cuneta
que tiene miedo de las sombras
y busca la luz
pero al encontrarla
cierra los ojos un instante
quizá para reconocer
que aún le sobrecoge
la oscuridad.

( Cris Carrasco García)
Imagen: Shimura Tatsumi

Si sientes que no puedes hacer nada

Imagen: Deborah Dewit



Si sientes que no puedes hacer nada
ante la debacle y el dolor,
intenta entregar, al menos,
un trocito de tu mano.
No tengas miedo de perderla,
cuando se da todo,
las manos crecen.
Y si aún sientes
que no puedes hacer nada,
manda desde tu mente
toda tu compasión.
Y si aún así crees
que no puedes hacer nada,
al menos, no hagas daño.

(Cris Carrasco García)
Imagen: Deborah Dewit

jueves, 27 de abril de 2017

Dos poemas de Christina Georgina Rossetti ( 1830-1894)

Cuando esté muerta

Cuando esté muerta, mi amor,
no cantes tristes canciones para mí,
no plantes rosas en mi cabeza
ni sombríos cipreses.
Sé la hierba verde sobre mí,
con rocíos y gotas mójame;
y si te marchitas, recuerda,
y si te marchitas, olvida.

Ya no veré las sombras,
no sentiré la lluvia,
no escucharé al ruiseñor
cantando su dolor.
Y soñando a través del crepúsculo
que no crece ni desciende,
felizmente recordaré,
felizmente olvidaré.

Imagen: tomada del blog: 
http://princesanadie.blogspot.com


Recuerda

Recuérdame cuando haya marchado lejos,
muy lejos, hacia la tierra silenciosa:
Cuando mi mano ya no puedas sostener,
ni yo, dudando en partir, quiera todavía permanecer.
Recuérdame cuando ya no exista lo cotidiano,
donde me revelabas nuestro futuro planeado.
Sólo recuérdame, bien lo sabes,
cuando sea tarde para los consuelos, las plegarias.
Aunque debas olvidarme por un momento
para luego recordarme, no lo lamentes,
pues la oscuridad y la corrupción dejan
un vestigio de los pensamientos que tuve:
es mejor que me olvides y sonrías
a que debas recordarme en la tristeza.